Sarmiento, sabemos, es uno de las personalidades mas contradictorias y discutidas de nuestra historia. Para el liberalismo es el padre del aula y –con una voz menos audible- celebra su antiplebeyismo cuya proyección en el presente –postula su política de la historia- es el populismo.
El revisionismo nacional y popular lo situaba en filas oligárquicas. Nuevos estudios e investigaciones realizados desde esta misma perspectiva evitan interpretaciones maniqueas sobre su vida y obra y lo abordan en esta complejidad: era ilustrado, quería un pueblo ilustrado, pero despreciaba al pueblo.
Pidió no ahorrar sangre de los mismos gauchos a los que llamaba “el soberano” y se obsesionaba en educar. También despreció a la oligarquía de su tiempo. La llamaba “aristocracia son olor a bosta” porque le sobraba vacas y propiedades y le faltaba ilustración. Igual que nuestras actuales clases dominantes.
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