"Hola, siempre te encuentro" susurra Gustavo Cerati sobre el final de ese mantra montado sobre un arpegio repetitivo e hipnótico llamado Alma, anteúltima canción de Bocanada. En esa breve oración de cuatro palabras, Cerati establece un vínculo imperecedero con el que está del otro lado del parlante. Un guiño atemporal. Un puente. En esa frase está cifrada la conexión, por las siglas de los siglos, entre el artista y el oyente. Entre el músico que fue, que es, parte de todos y su público. Las canciones están para conjurar su presencia. Para traerlo una y otra vez al presente.
Las siempre frías efemérides dicen que un 11 de agosto de 1959, un día como hoy pero sesenta y un años atrás, nacía en Buenos Aires, Gustavo Adrian Cerati Clark, hijo de Juan José Cerati y Lilian Clark, músico, cantante y guitarrista de Soda Stereo, autor de hits como De Música Ligera, ganador de seis Grammy Latinos, tres premios Gardel de Oro, etc, etc. La acumulación de datos enciclopédicos apenas alcanza para ilustrar la influencia de este hincha de Racing, zurdo de nacimiento y diestro por adopción a lo largo del continente americano.
Desde su irrupción con Soda Stereo en la convulsionada escena local post dictadura, Cerati se mostró como un espíritu inquieto. Un artista en constante evolución, dueño de una lírica que con el tiempo se fue alineando al ala spinetteana del rock argentino pero con características propias. Un ávido explorador de la música, siempre atento a traducir y reinterpretar las tendencias sonoras y estéticas del mundo. Además, un guitarrista excepcional en el manejo del ritmo, capaz de enmascararse en una maraña de efectos y de cortar la respiración con un solo épico.
En un panorama de gran ebullición creativa en el que tenían lugar propuestas de peso como Virus, Sumo, Los Twist, el trío no tardó en hacerse notar, aún cuando el contenido de su obra y su invitación al baile le valieron cierta desconfianza de la crítica. Se los llegó a tildar de fríos y plásticos, pero ahí donde la prensa especializada veía frivolidad había, en realidad, una mirada crítica hacia el consumo desmedido, la cultura de la imagen y la televisión. El tiempo es dinero. Detrás de ese "el régimen se acabó" que cierra Dietético hay una no tan velada celebración por la caída del gobierno militar. La banda no volvería a tener una expresión política de esa envergadura.
En poco más de dos años, el grupo liderado por Gustavo Cerati pasó a ser un número fuerte en el panorama local. Signos, editado en 1986, fue el despegue definitivo. Nutriéndose de la atmósfera oscura de The Cure, el tercer disco de Soda Stereo mostró la evolución lírica de su cantante y guitarrista. Con Signos, el grupo se convirtió en la punta de lanza del rock en español, llevando esa forma de expresión de Chile hasta México en una suerte de cruzada libertadora. En muchos casos, el paso de la banda por Latinoamérica sirvió como disparador de escenas musicales que eran muy pequeñas o prácticamente inexistentes, resultando directa influencia para artistas como Café Tacvba, Shakira, Zoe, Lucybell y muchos otros.
Aquel espíritu inquieto mencionado anteriormente 0llevó a Gustavo Cerati a trabajar más allá de los límites de su banda. Fue parte de la formación inicial de Fricción, grupo que tomó su nombre de una canción de los neoyorkinos Television, junto a Richard Coleman. Participó del proyecto Tango junto a Charly García y Pedro Aznar, pero la apretada agenda de Soda no permitió que ese trabajo tuviera su reflejo discográfico. En los primeros noventa, después de publicar Canción Animal, unió fuerzas con Daniel Melero para grabar Colores Santos, un disco hecho para romper todos los prejuicios anti tecno de aquel momento. Para la época de Dynamo, se mostró muy cerca de bandas como Los Brujos, con los que colaboró grabando guitarras en su disco debut, Fin de semana salvaje. En 1993 tuvo su primer intento en solitario con Amor Amarillo durante un parate del trío. También incursionó en la música electrónica con emprendimientos como Plan V o Roken.
Una vez pasado el torbellino de la separación de Soda Stereo, en septiembre de 1997, emprendió una carrera solista con la que publicó cuatro discos más. Se vistió de crooner total, amo del cut & paste, para Bocanada. En 2002, en uno de los momentos socioeconómicos más duros en la historia del país, editó Siempre es hoy, el álbum que marcó también el momento de mayor lejanía en su relación con el público. En 2006 le regaló un guiño cómplice a las viudas y viudos de Canción Animal con Ahí vamos, un disco más directo, con un sonido que remite a las épocas de la música ligera. Tres años más tarde, después de la burbuja en el tiempo que representó el regreso de Soda Stereo y la gira Me verás volver, Gustavo Cerati lanzó Fuerza Natural, un álbum de folk psicodélico, un road trip lisérgico que resultó el inesperado cierre de una carrera extraordinaria.
Fernando Cárdenas
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