En vísperas del 25 de mayo, el historiador Felipe Pigna analizó la gesta de mayo. La semana de mayo estuvo lejos de ser un apacible tránsito de vendedores ambulantes y damas antiguas, como se nos enseñó en nuestras infancias. Estaban en juego muchos intereses, nacionales y extranjeros, y las pasiones se desataron. Tras una maniobra del Virrey para formar una junta adicta el 24, frustrada por las milicias criolla, en la mañana del 25 un grupo de vecinos se congregó en la plaza frente al Cabildo con el apoyo de los milicianos de French y Beruti. Expresaron su rechazo a la maniobra y exigieron el derrocamiento definitivo del Virrey. En pocas horas se formó una nueva junta.
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