Se trata de la “Cueva de Jimbo”, una formación geológica situada en el llamado Cañadón de la Oveja, un sitio al que solo se llega caminando y que los visitantes de la zona recorren con frecuencia.
De hecho, un contingente que llegó al lugar durante el fin de semana fue el primero en filmar y fotografiar los escombros de hielo dispersos por el suelo luego del colapso completo de la estructura.
Para llegar a la cueva los montañistas debían transitar una senda de 9 kilómetros con 700 metros de desnivel, de dificultad moderada y que insume unas cuatro horas de travesía.
La formación glaciaria, de particular belleza, se había convertido en un atractivo multitudinario aunque el ingreso a su interior estaba prohibido desde que en 2021 los científicos comenzaron a advertir sobre su creciente fragilidad.
Incluso desde entonces existían carteles en el exterior advirtiendo sobre los riesgos de adentrarse en la cueva.
Expertos del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic) dependiente del Conicet corroboraron que el lugar se encontraba en “peligro de colapso’ y que era habitual que trozos de hielo y piedras cayeran desde la parte superior.
“El sitio presenta una dinámica muy activa, con una intensa fusión de hielo que produce la caída constante de fragmentos de hielo y roca. El adelgazamiento del techo genera grietas sobre el glaciar, las que provocarán su colapso”, habían anticipado los investigadores.
A pesar de estas advertencias, en noviembre de 2022 un turista brasileño de 37 años murió tras ser impactado por una masa de hielo que se desprendió del techo cuando ingresó a la cueva a pesar de la prohibición de hacerlo.
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