Del 1 al 9 de agosto

Semana del Bonarda, la variedad tinta más plantada en la Argentina después del Malbec

Llegada al país a través de las corrientes inmigratorias de fines del siglo XIX, y con origen en la zona de Saboya, Francia, en el límite con Italia, su cultivo se inició en la región de Cuyo, especialmente en Mendoza, San Juan y La Rioja.

Emblema del Este mendocino, donde se produce 53% del total provincial, el varietal celebra del 1 al 9 de agosto la tercera edición de la Semana Nacional del Bonarda.

Con actividades en todo el país hasta fin de mes, la iniciativa reúne a bodegas, municipios, instituciones y actores del sector vitivinícola con el objetivo de promocionar esta variedad.

La agenda incluye actividades presenciales y virtuales en Mendoza y otros puntos del país, con acciones presenciales y virtuales en distintos puntos del país.

La Semana del Bonarda es organizada por la Municipalidad de San Martín, el Fondo Vitivinícola, la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza, la Municipalidad de Junín, junto con cámaras de vinotecas, bodegas de toda la provincia y emprendimientos privados.

Se trata del cuarto varietal tinto más consumido en el país, por detrás de Malbec, Cabernet Sauvignon y Syrah.

Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en 2024 se comercializaron 87.285 hl de Bonarda puro y 41.242 hl de Bonarda en corte con otra variedad.

Y, durante ese año, las exportaciones de vinos varietales Bonarda y sus cortes alcanzaron un total de 16.744 hl, por un valor FOB de 4.493.000 dólares.

También conocida con el nombre de Corbeau y, en Estados Unidos, como Charbono, es una variedad que se adapta bien a climas cálidos y secos, donde produce vinos con cuerpo y carácter.

Es fácilmente identificable en el viñedo por sus hojas típicamente extendidas, de tamaño mediano a pequeño y color verde opaco, sus racimos medianos cilíndricos, bien llenos a compactos y fuertemente coloreados, y sus bayas medianas, de color negro azulado y pulpa blanda.

Es una variedad de alta productividad, con rendimientos que pueden superar las 20 toneladas por hectárea; aunque su susceptibilidad a enfermedades como el oidio y la llamada "podredumbre gris" requiere un manejo adecuado del viñedo.

La cepa ha sido utilizada durante mucho tiempo en el país como base de vinos tintos por sus altos rendimientos por hectárea y su sobresaliente aporte de color.

Ante el descubrimiento de su potencial enológico, la reducción de la producción por hectárea permite lograr una mejor calidad excepcional y desarrollarlo como varietal para elaborar vinos de alta calidad.

La cantidad alta de compuestos fenólicos de sus uvas permite obtener vinos de color rojo rubí intenso, con tonalidades violáceas y púrpura.

Su aroma es intenso y suelen aparecer atractivas notas frutales de frutas rojas (frambuesa, frutillas, cassis o cerezas) y frutas negras (moras, ciruelas o arándanos).

En boca, se caracterizan por sus taninos suaves que le otorgan un carácter elegante.