De acá al 9 de diciembre, cuando juegue la final de la Copa Argentina ante Atlético Tucumán, River deberá recuperarse de los dos golpes al mentón que días atrás le propinaron primero Lanús y después Boca.
Por primera vez en la "Era Gallardo" River parece estar groggy.
Lo del fin de semana ante Independiente fue otra muestra de la irregularidad que perdió en muchos de sus futbolistas. El desequilibrio que algunos de ellos proponían.
Para colmo, ante el Rojo, el arquero Lux sufrió el "Síndrome Francescoli" con una expulsión tan inédita como infantil.
El tema del arco, como analizamos la semana pasada en la web de Nacional, cada vez es más urgente para solucionar.
El único que se "salva" es el capitán Ponzio. Pero no alcanza. River necesita más que ello para recuperar su nivel.
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