Después de un breve, y fallido, paso por Huracán, Ricardo Caruso Lombardi se irá nuevamente con las manos vacías de otro equipo. Esta vez de Tigre, donde logró que el club resurgiera hace más de una década, pero esta tercera etapa estuvo lejos de ser buena.
Cuestionado por importante parte de la hinchada, Caruso Lombardi dirigirá los últimos dos partidos del año (ante San Lorenzo de local y Temperley de visitante) al llegar un acuerdo con los dirigentes de dejar el cargo en diciembre. Y así busquen, con tranquilidad y sin apuros, a su reemplazante.
Lo cierto es que Caruso apostó, como casi siempre, a jugadores del ascenso. Muchos de ellos se habían ido al descenso. Trajo 28 jugadores y dejó ir a varios chicos de la institución. Inclusive a algunos referentes como el arquero Javier García y el volante “Cachete” Morales. El hincha no lo tomó a bien. Más cuando empezó el certamen y sus planteos muy defensivos llevaron a Tigre a conseguir su primer triunfo en la fecha 9.
Distanciado con su mejor futbolista, Matías Pérez García, Caruso se expuso más que de costumbre. De hecho, la gente tomó partido por el jugador. Pero el gran problema radicó en que el entrenador cambió seguido la formación y la mayoría de los “refuerzos” no mostraron la capacidad futbolística y física de jugar en Primera División (de hecho algunos apenas jugaron en reserva).
Suma otro fracaso Caruso Lombardi. Tal vez, lo mejor para un entrenador muy estudioso como lo es él, será distanciarse un poco de su rol de técnico y volver ser panelista de programas futbolísticos.
Tigre se queda sin DT y complicado por el promedio. La culpa no sólo es de Caruso Lombardi, sino de una dirigencia que le dejó hacer lo que quiso.
por daniel corujo