Sin Luis Suárez ni Edinson Cavani en el plantel y con el antecedente de lo que había ocurrido el día anterior, cuando Tailandia sorprendió al local China y lo eliminó de su propio torneo, Uruguay encaró con cierta incertidumbre el juego ante Uzbekistán, ese mismo rival al que había vencido 3-0 en el Centenario antes de partir a la Copa del Mundo.

Sin embargo, a los 25 minutos el partido (y el pasaje a la final) ya estaba encaminado, gracias a dos buenos goles. El primero, gran pisada de José María Giménez por derecha para mandar un centro pasado que Nicolás Lodeiro transformó en asistencia para el zurdazo cruzado de Gaston Pereiro  .

Sin tener ya tanto la pelota, Uruguay (que bajó algo la intensidad de su presión) siguió llegando con peligro mediante contraataques y a los 25' llegó al 2-0, producto de un gol de Cristian Stuani quien volvio a anotar luego de mucho tiempo.

Con buenos momentos de Nicolás Lodeiro y una defensa que prácticamente no fue inquietada, Uruguay se encaminó rápidamente a la final para defender el título conseguido el año pasado.

Los segundos 45 minutos empezaron con menos intensidad que el primero. Uruguay controló el trámite del partido bien parado en defensa, ante un conjunto uzbeko sin potencia y con escasas ideas para vulnerar a una línea final compacta, ayudada por un ordenado retroceso de los volantes.

Llegaron los cambios, con el debut de Giovanni González incluido al ingresar por Diego Laxalt para marcar la banda derecha (pasó Martín Cáceres al lateral izquierdo), y la Celeste ganó impulso. Así, generó un par de situaciones claras, sobre todo dos protagonizadas por Gastón Pereiro: un tiro lejano que salió pegado al vertical y otro que reventó el travesaño.

La variante que más revolucionó fue la de Jonathan Rodríguez. Con su velocidad comenzó a desequilibrar por derecha, generó el tercer gol (doblete de Stuani) con un desborde y centro al área y luego otra jugada en velocidad que definió él y terminó en una buena atajada del arquero para mandar el balón al córner.

Uruguay ganó bien sobre Uzbekistán, dejó buenas sensaciones tanto colectivas como de algunas individualidades y no solo clasificó a la final ante Tailandia —en la cual defenderá el título logrado el año pasado—, sino que cortó una racha negativa de cuatro derrotas consecutivas. Sin Luis Suárez ni Edinson Cavani, lo que es mucho.