Sergio Ávalos entró al boliche Las Palmas de Neuquén capital el 14 de junio de 2003. Desde ese momento nunca más se supo de él. Tenía 18 años.
La investigación de la desaparición del joven de Picún Leufú tuvo más silencios que explicaciones. Las sospechas en gran parte de la población y las organizaciones de Derechos Humanos siempre recayeron sobre el personal de guardia del boliche con el convencimiento de que el encubrimiento empezaba en la fuerza policial.
Luego de 11 años en que la causa se instruyó en el Fuero Provincial pasó al Fuero Federal con el cambio de calificación de Averiguación de Paradero a Desaparición Forzada y así se evitó que prescribiera.
El actual abogado de la familia Ávalos, Sergio Heredia, es optimista. “El caso está totalmente esclarecido sobre lo que pasó” sostiene. El letrado ya presentó cerca de 50 testimoniales y cree que podrá tenerse un juicio en un plazo menor a 2 años.
Asunción, el papá de Sergio, visitó los estudios de Radio Nacional Neuquén, y manifestó que cree que a su hijo lo mataron lo patovica del boliche. “Mi opinión es que a Sergio lo mataron los patovicas adentro del boliche. Qué hicieron con el cuerpo no lo se. Los compañeros vieron que le estaban pegando y se mojaron los pantalones. Salieron y dijeron: ´vamos a decir esto, que cada uno salió por su cuenta y no vimos quien quedaba ni quien faltaba´ cosa que se desdice con lo que ellos expresaban siempre” concluyó.
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