El conflicto para trasladar hierbas medicinales del pueblo mapuche en la frontera de Argentina y Chile llegó a su fin. El protocolo de tránsito acaba de ser aprobado por ambos estados después de tres años de trabajo e intensas negociaciones.
La medida abarca 17 pasos fronterizos de la Patagonia Norte.
Hasta ahora, el “lawen” (medicina mapuche) era trasladado “como se podía”, reconocen los mismos protagonistas. Sin declarar. En infinidad de ocasiones, esas hojas, tallos, plantas y tierra eran retenidos al ser detectados y arrojados a la basura -con la ofensa que representa para el pueblo mapuche-.
Tres años atrás, el secuestro de hierbas medicinales mapuches generó una ocupación por tiempo indefinido de integrantes de comunidades en la sede del Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) de Bariloche. Una vez más, el argumento del organismo nacional fue que había “un problema sanitario” y que estaba prohibido el ingreso de material vegetal que pudiera afectar el patrimonio zoofitosanitario.
El Senasa tomó las riendas y elaboró un protocolo para evitar inconvenientes a la hora de trasladar hierbas medicinales.
“A pesar de las diferencias sobre el transporte del medicamentos, logramos ponernos de acuerdo. El objetivo siempre fue garantizar la sanidad. El protocolo establece de qué manera ingresa esa producción a nuestro país”, indicaron fuentes del Senasa.
“Llevó mucho tiempo -reconocieron- pero lo solucionamos. Las comunidades entendieron que no hay ánimo de destruir nada que sea sagrado para ellos pero a la vez, no queríamos nada que pueda desencadenar una plaga”.
Hoy el enfrentamiento entre el pueblo mapuche y el Senasa y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile quedó atrás. El werkén Lorenzo Loncon consideró el protocolo como un “gesto de dos estados que reconocen un modelo de salud mapuche milenario”.
“Esto permite entender que la salud no es solo el modelo que llegó hace 500 años sino que hay otro. Nuestros antepasados sobrevivían más años porque había un equilibrio natural. Antes, llegar a la machi era un caso extremo”, planteó el mapuche de la comunidad Paichil Antriao.
Las históricas restricciones en los pasos fronterizos llevaron a que los integrantes de las comunidades mapuches cruzaran las plantas medicinales entre sus vestimentas, sin declarar.
Loncon recordó otro reclamo del pueblo mapuche cuatro años atrás en el aeropuerto de Neuquén. “En ese momento, el embajador de la entonces presidenta Bachellet dijo que era una falta de consideración que no permitieran trasladar medicina mapuche en la frontera. Cuesta que dos fronteras reconozcan que todo esos elementos ceremoniales y medicinales mapuches han transitado miles de años por la frontera”, enfatizó.
Desde las comunidades indicaron que no está cuantificado el número de plantas mapuches aunque admitieron que “tampoco conviene que se conozcan por la depredación y la biopiratería. Empiezan a robar conocimientos de los pueblos originarios”.
El “lawen” contempla “plantas suaves y duras”, como hierbas, tipos de tierra y agua y, piedras. Loncon detalló que “en medicina, es mejor que los mismos pacientes se preparen los extractos medicinales y los puedan hervir. Los productos vegetales se pueden hervir durante tres meses. Si solo dejan pasar las plantas hervidas, en cambio, una sola vez pueden aprovecharse. Con esto de las fronteras nos hemos visto reducidos; por eso, para nosotros era necesario que se pusieran de acuerdo”, explicó Loncon.
Cristina Painefil, concejal perteneciente al pueblo mapuche y al partido que ahora gobierna la ciudad de Bariloche, trasladó el reclamo de los pueblos originarios al embajador argentino en Chile, José Octavio Bordón, que de inmediato incluyó la problemática en el Comité de Integración Región de los Lagos, del que participan autoridades de Chile y Argentina.
“Había que hablar con los técnicos del Senasa y del SAG chileno que obviamente defendían una postura técnica. Se les explicó que ambos países habían adherido al Convenio 169 de la OIT sobre los pueblos indígenas que tiene rango constitucional”, recordó Painefil que este año termina su mandato como concejal que se inició en 2015.
El Senasa redactó el protocolo y empezó a aplicarlo de inmediato. Pero se requería como política pública de ambos estados. Chile hizo algunas correcciones y ya fue aprobado.
“Fue un proceso largo de algo que trasciende lo técnico. Sin la decisión política del gobierno de Chile habría sido difícil. Nos prometieron que en octubre la implementación ya es un hecho”, explicó Painefil.
La biodiversidad medicinal
Las comunidades manifestaron su preocupación por la biodiversidad medicinal. Además de werkén, Loncon es “lawentuchefe” (se dedica a la medicina). Advirtió que en muchos sitios de Chile se hay menos cantidad de plantas debido a los monocultivos y a la explotación. “Nuestra forma de extraer es de ramoneo. No se destruyen las raíces”, explicó.