Figura ejemplar de nuestra historia naval, llegó a las costas rioplatenses en 1809 y se destacó en la defensa contra el dominio español.
Guillermo Brown había nacido en Foxford, Irlanda, el 22 de junio de 1777, donde vivió hasta los 9 años cuando su padre decidió emigrar hacia Filadelfia, Estados Unidos.
Fue allí donde, ya huérfano, despertó a muy temprana edad su pasión por el mar, embarcándose a las órdenes de un capitán norteamericano.
En 1809 se radicó en Montevideo, dedicándose al comercio a través de un servicio de transporte entre Buenos Aires y la Colonia, que cumplía en un buque que había adquirido en sociedad: la fragata “Industria”.
El apresamiento de esta fragata por parte de un buque español y las medidas que adoptó después marcaron la determinación y el espíritu indoblegable que caracterizaron su personalidad.
El 1º de marzo de 1814 el Director Supremo Gervasio Antonio Posadas firmó un decreto designándolo Teniente Coronel y Jefe de Escuadra.
Con tan sólo 37 años, llegó a desempeñar este alto cargo con un profundo conocimiento de la organización y régimen interno de los buques de las Marinas de la época, una gran experiencia y acabado conocimiento del Río de la Plata y aguas circundantes.
Dicho nombramiento marcó el inicio del glorioso destino de nuestra Marina de Guerra y de quien sería, a partir de ese momento y para siempre, su Almirante inmortal.
La toma de Martín García representó su bautismo de fuego y le siguieron duros y cruentos combates como El Buceo, Arroyo de la China y Montevideo, que sirvieron para acabar con el dominio hispano en aguas del extremo sur del continente.
Requerido nuevamente en 1825, dio más muestras de su ingenio y de su brillante capacidad de organización, formando casi de la nada una nueva escuadra para enfrentar al Imperio del Brasil.
Es así como durante más de tres años defendió nuestras fronteras con inquebrantable vocación de servicio, férreo tesón y valor, en numerosas batallas, tales como Los Pozos, Sarandí, Quilmes, Juncal y Monte Santiago.
Sus servicios también fueron solicitados entre 1841 y 1845, interviniendo en acciones navales destinadas a frenar la intromisión de potencias extranjeras en nuestras aguas.
Su impronta ha quedado grabada a fuego en la Armada, signando con su ejemplo el estilo y los valores esenciales que desde entonces marcaron el rumbo de todas las generaciones de marinos hasta nuestros días.
Falleció el 3 de marzo de 1857.
Lo recordamos en esta fecha a partir de audios conservados en el Archivo Histórico de Radio Nacional.
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