1927-2018 Año Osvaldo Bayer

Año Osvaldo Bayer

Revolución es la Palabra

Un libro que es homenaje.  Tiempo de verdugos. Pero de la poesía y la búsqueda

 

“Revolución es la Palabra es nuestro homenaje al gran anarquista libertario, Osvaldo Bayer. Es, a su vez, nuestra celebración a los enormes poetas y escritoras militantes que transitaron un camino de lucha y de esperanza a la par del viejo periodista.

Tal como decía Osvaldo, este trabajo vino a saldar una deuda: «Tengo un dolor muy grande. Mi gran dolor es que mis amigos Rodolfo Walsh, Paco Urondo y Haroldo Conti, que dieron su vida, torturados bestialmente, no puedan ver el triunfo de sus obras. Cuando me aplauden, pienso en ellos. Son ellos los que merecen esos aplausos». Por eso,  este libro dio tanta luz a sus 90 años de amor y de lucha incansable. Es el reconocimiento de Bayer para esa juventud y es nuestro homenaje a él.

¡Protagonicemos esta celebración!

Y, lo más importante: festejemos que estas luchadoras y luchadores, “los mejores de todos”, reciban la última palabra que él, amorosamente, les dedicó. Es que eso contiene este libro: la última voluntad de Don Osvaldo”.

 

Miguel Ángel Estrella                                                                 Adolfo Pérez Esquivel

Compañeros de Osvaldo de la lucha por la dignidad

Pocos hombres han seducido al amor del pueblo como él. Pocas puertas, tan reclamadas como la de El Tugurio, casona de Belgrano que testimonia una vida. Esta vida. La del escritor. La del periodista más respetado. Y supieron homenajearlo de una manera no convencional. Porque este libro no habla de Osvaldo, pero todo él es Osvaldo. Convocados por la «palabra caminada», El Tugurio fue invadido por personalidades que colmaron ese viejo patio de poemas y amistades. De risas y nostalgias. Encuentros mágicos, memoriosos, irrepetibles, que quedarán para siempre resonando entre sus muros.

(…) “No sé qué será de este libro, o este intento de libro. Solo sé que Alejandra y Marcelo Conti (hijos de Haroldo), Miguel Ángel Estrella, Adolfo Pérez Esquivel, Stella Calloni, Ponciano Cárdenas, Carlos Malbrán, Pablo Llonto, Marián Farías Gómez, Raúl Zaffaroni, Jaime Torres, Teresa Parodi, Horacio Fontova, Alejandro Apo, Cristina Banegas, Víctor Heredia, Carlos Aznares, Beatriz Pichi Malen, Fernando Buen Abad, Lorenzo Pincen, Tito Cossa y Héctor Olivera iluminaron la memoria de Osvaldo. Y encendieron su sonrisa. No sé qué será de este libro, o este intento de libro. Solo sé que nadie nos quitará lo vivido. Y aprendido. Solo sé que mi alma renació en esta generosidad y confianza que él me dio”.

Juan Gelman: Por las palabras me conocerás Invitada: Cristina Banegas, actriz, directora, escritora y cantora Es el día del militante. Sin que la voluntad mediara de manera consciente, el encuentro entre Cristina Banegas y Osvaldo Bayer se concreta la mañana del 17 de noviembre. Con un conocimiento profundo de la vida y el dolor, Gelman es recordado como un militante de la palabra. De la belleza, de la memoria y la libertad. Luchaba por que el tiempo no se llevara la verdad histórica. «Todo pueblo que se devora su memoria está condenado al hambre de sí mismo», sentencia el poeta desde el filo de su alma. Es que su vida fue una incesante lucha contra los crímenes de Estado, contra la violencia institucionalizada, contra los desgarramientos. En este dramático contexto, y en la misma sintonía que Rodolfo Walsh, Gelman se manifiesta en contra de la «literatura de evasión», de los «paraísos artificiales», de la lírica distractiva.

 

Escribir este libro no fue sencillo. Y fue un bálsamo, a la vez. Cada despertar anunciaba una nueva angustia que se llevaba el cuerpo por delante. Volver a las fuentes fue una salvación. Y la razón que permitió seguir. Hundirse en los pensamientos y la poesía que fundamentó un tiempo de lucha, tan extremo en nuestro país y nuestro continente, fue como un déjà vu. Es que el presente se derrumba en nuestras manos y a nuestra vista, sin que sepamos responder con la contundencia que los graves hechos exigen. Ante eso, elegimos aferrarnos a la palabra. A la escritura. Igual que ellos. Igual que ellas


«La poesía es la cosa más hermosa de la vida. Es el arte de las artes. Es el soñar, el dar pasos adelante. Es el querer vivir otra vida», nos confiesa Osvaldo. Así, a la manera de Tejada Gómez y su Canto popular de las comidas, en el transcurrir de los encuentros y las largas charlas, fuimos cocinando un libro que procura pensar nuestra historia reciente (y nuestro convulsionado presente) desde las vidas y las miradas de sus poetas y escritores comprometidos. Desde sus artistas y pensadoras, caminadores de una Latinoamérica profunda. Dolorosa y dolorida ella, pero siempre anhelante de un mejor vivir. De un buen vivir.

Y el libro éste tiene un capítulo más, un encuentro más, que se cumplió en un tiempo “extra”. Ella era una de las invitadas a ser parte y Rodolfo Walsh era el escritor convocante. Si Osvaldo me había escuchado y había aceptado la propuesta de andar este trabajo, no tenía por qué pensar que ella no atendería este convite. La idea de que la homenajeada por Cristina junto a Osvaldo fueran la obra y la militancia de Walsh estuvo enlazada a su compromiso –como política y como Presidenta– con las grandes causas nacionales y populares, con las ideas de libertad y, muy especialmente, con los derechos humanos. El encuentro no pudo ser… Pero como la vida tiene esas cosas raras, esas vueltas entre sorprendentes y divertidas, por una vez me colocó a la hora y en el lugar indicados. Y el homenajeado no fue Walsh, sino su amigo.

Un reconocimiento y agradecimiento especial merece Eugenio Cornacchione, fotógrafo responsable de la imagen de Osvaldo que ilustra la tapa de este libro. Con su cámara supo captar esa expresión dulce y esperanzadora que irradiaba de su rostro. Eugenio es fotógrafo, docente de la Secretaria de Cultura de Almirante Brown, curador y estudioso de los procesos antiguos en la fotografía.


(…) Esa tarde, Osvaldo narró una historia de su primera juventud. «Fue aquel año 1949. Se llamaba Annemarie. Estudiaba en la Escuela de Bellas Artes. Caminábamos juntos por sus jardines arbolados rememorando a los poetas que admirábamos (...). Ella murió meses después, repentinamente. Ya no hubo más tiempo para creer en Dios. Veinte años apenas. Hermosa. Escribí para siempre la última poesía». Al hombre más amado de la Argentina le propuse volver a recorrer esos jardines repensando la vida cotidiana de esos otros hombres y mujeres que supieron celebrar la alegría, el delirio, el amor, la poética, la solidaridad, la justicia, la sub versión contra el poder. Y la revolución. «Me gusta la idea. Es un homenaje necesario. Hermoso. Nos faltaba la poesía…», me respondió. «Pero ya estoy cansado. Tengo muchos años. Vos te encargás de todo». La sonrisa se me encendió. «Vos “solo” compartís El Tugurio y todos tus recuerdos –le dije– Del resto me ocupo yo»

Durante la entrevista colectiva que realizamos a Osvaldo Bayer en El Tugurio sobre la reapertura de la Escuela Nacional de Bellas artes Ernesto de La Carcova, el historiador nos decía: “En mi generación, esa escuela era algo sagrado. Sinceramente, me parece de mentalidad absurda el haberla cerrado. El arte debe estar por encima de todo. Hace unos años escribí, en una de las contratapas de Pagina/12, una crónica dolida de lo que significaba este increíble rincón de soñadores del arte. (…) El sistema capitalista solo busca llegar a la ganancia. Esa es la mentalidad pequeña, pequeñísima, de los que nos gobiernan. ¿Cómo van a cerrar una escuela de arte? Debemos estar orgullosos de ella. ¡El arte es lo más hermoso que hay! Para eso vivimos. O tendríamos que vivir para eso…. para buscar la belleza en cada cosa”.


Somos palabra. Construimos el mundo con ellas. Negada por el mercado, la poesía resiste en las paredes, en las calles y en las redes, para que la injusticia quede expuesta y provoque indignación. Para que el lenguaje se despliegue con su mejor traje. Porque la poesía es una forma de belleza. Y la búsqueda de la belleza es siempre un acto revolucionario.


¿Poesía que revoluciona? Invitado: Fernando Buen Abad, especialista en Filosofía de la Imagen y Filosofía de la Comunicación Y la poesía fue, esa mañana, la musa inspiradora de ambos pensadores. El vino y los versos anarquistas no faltaron a la cita. Una vez más, el patio de la casona de Belgrano se inundó de poesía. Esa que habita la memoria y aflora como canto. Como grito de desconcierto y denuncia. Naturalmente, uno de los nombrados en este encuentro fue el Che Guevara, un hombre que supo entender la poesía como punta de lanza para la revolución. Como protagonista…



El tango nació como un grito Invitado: Carlos Malbrán, locutor y periodista. «Había que festejar. Después de los fusilamientos, en 1922, Varela les dio permiso a sus soldados para concurrir a los prostíbulos. Pero el 17 de febrero de ese año ocurrió un hecho sorprendente. Los únicos seres que reaccionaron contra los fusilamientos de la peonada fueron las cinco prostitutas del prostíbulo La Catalana, que se negaron a atender a los soldados. Les gritaron: “¡Basuras, con asesinos no nos acostamos!” Con las bayonetas, los militares quisieron entrar a la fuerza, pero las prostitutas se defendieron con palos y escobas. Los soldados fueron vencidos y se retiraron. Las mujeres fueron llevadas presas y expulsadas de San Julián», nos cuenta Osvaldo. Uno de los tangos libertarios que Osvaldo Bayer escribió, relata este acto de dignidad, ignorado por los discursos oficiales, interpretado por el Quinteto Negro de La Boca en un disco que cuenta en versos la tragedia y la rebeldía de la Patagonia. Más de diez años de investigación y cuatro tomos sintetizados en pocos poemas.



Estas luchadoras y luchadores son evocados desde diferentes dimensiones. La política es una de ellas. Inevitablemente. Sus luchas fueron políticas. También sus creaciones. La poesía vivenciada como herramienta política, camino para alcanzar la revolución. Instrumento de ella. El lenguaje de la poesía transitada en este libro es inevitablemente político. Y, por eso, polémico. No hay verdades cerradas. Solo reflexiones, memorias y sentires nacidos del centro del dolor y de la contradicción. Del amor y de la muerte.




Atahualpa Yupanqui El profundo lenguaje de la poesía Invitado: Víctor Heredia, compositor, cantautor y escritor. Como siempre, la escucha de Osvaldo es paciente y respetuosa. Sus intervenciones son tranquilas. Va desplegando sus recuerdos y reflexiones pausadamente. Cuando parece que ya terminó de hablar, y uno se siente compelido a romper el silencio que queda flotando en el aire, él vuelve a tomar la palabra. Ahonda en sus ideas o hace una nueva pregunta: «Nuestro mejor payador, el de las verdades, el de la poesía». Y Osvaldo comenta que nunca escuchó “El adiós”. Así, “El adiós”, en la voz de Víctor, resuena en El Tugurio. Es un poema intenso, cargado de nostalgia. Sé que te recordaré más allá de lo infinito / nuestro andar bajo la lluvia platicando como niños / o adorando tu pureza, con sueños y cantos míos, / pero por más que callemos, y aunque sintamos lo mismo, / cuando la última flor del cerezo haya caído…


Osvaldo Soriano Los verdugos y los discípulos del sueño Invitados: Roberto “Tito” Cossa, periodista y dramaturgo, Héctor Olivera, productor, guionista y director de cine. - TC: Eso me lo dijo. Yo no quiero un país de habla hispana. Y mirá, cómo tiene que ver, que cuando fui a España y me junté con varios exiliados, estaban los que ya empezaban con el «vale»; y otros hablaban un porteño del año del 900. «¿Qué ashé, qué decí?» Exageraban el porteñismo. - OB: El Gordo era como Roberto Arlt, pero con menos filosofía y más presencia. Un hombre del interior que aprendió muy pronto a ser el mejor alumno de lo porteño.


La Palabra. Hay poesía mapuche cuando uno conoce la esencia del lenguaje Invitada: Beatriz Pichi Malen, cantante mapuche ¿Tiene libros de poesía usted?», inquiere Osvaldo Bayer a su invitada. «Yo no sé escribir la poesía. Yo puedo expresar un sentimiento de una manera mapuche. La poesía no la entiendo. A esa que conocemos como alta poesía, no la entiendo. A la poesía la disfruto pero desde otros escritores. En el mundo mapuche está la poesía, pero es muy distinta de la que nosotros conocemos en la escritura, de la que se enseña y se aprende. ¿Cómo es la poesía mapuche? Es una impronta, una expresión, un sentimiento. La poesía se hace para decirla, pero el canto es otra cosa»


Rodolfo Walsh. La conciencia era su musa Invitado: Pablo Llonto, periodista y abogado especializado en derechos humanos – PLL: Vos decías, al hablar de la inspiración de Walsh, que la conciencia era su musa. Es algo tan perfecto, porque es alguien que se obsesionó con que todo tenía que apuntar a conmover la conciencia. Recordamos las palabras de Bayer: «No tengo otra forma de definir a Rodolfo Walsh que tomar la frase de Madame de Stael referida a Schiller: “La conciencia es su musa”. Su conciencia lo seguía a todas partes. (“Me siento insultado, como me sentí sin saberlo cuando oí aquel grito desgarrador detrás de la persiana”). Ése es el parámetro de su vida: su conciencia. Predestinación de mezclarse con la vida, de meterse. No fue consciente, tal vez, de su predestinación. La sangre que circulaba por sus venas no lo dejaba tranquilo con los productos que le depositaba en el cerebro. Sus mejores cualidades literarias fueron alma y humanidad»


Hamlet Lima Quintana A veces me pregunto si logran el olvido Invitada: Marián Farías Gómez, percusionista y cantante folklórica. MFG: Hamlet era como un tío para mí porque era muy amigo de mis padres. Tengo conciencia de él desde los cinco años pero lo conocí antes. Siempre hacía bromas cuando estábamos en el escenario y decía: “Yo la he tenido en mis brazos”. ¡Y era verdad! Junto a Mario Arnedo Gallos era uno más de la familia. – OB: Era muy sociable. En mi casa de Martínez hacíamos reuniones todos los domingos y siempre estaba él. Yo invitaba a gente de la redacción. Teníamos un jardín muy grande, muy lindo, y Hamlet venía más temprano a tomar mates y a hacer el asado. ¡Era un gaucho!

Jaime Dávalos: Los poetas cantores Invitados: Jaime Torres, charanguista tucumano –JT: Los maestros están ahí, en los viejos mercados. Escuchás hablar el quechua y aparecen la mamá, el papá, que tenían esas costumbres. Si entrás en la rueda, vas a terminar de darte cuenta de lo que se está hablando, qué es lo que uno dice, lo que se manifiesta. Y hay otra frase más de don Jaime Davalos, que decía: «Para morirme con el gusto y el capricho de ser un animal que canta y sueña».


Alfredo Zitarrosa: Los poetas cantores Invitados: Teresa Parodi, maestra y cantautora folklórica –MD: El exilio de Zitarrosa fue especialmente sufrido. –TP: Zitarrosa nunca superó el exilio. Sufrió mucho cuando volvió a su «paisito», como decía él, y pese a que volvió la democracia y el Frente Amplio estaba muy fuerte, sentía que había muchas cosas que no iban a ser como antes. –OB: El exilio fue muy injusto. La pregunta que me hacía era cómo combatir a los que torcieron mi destino y el de mi familia, a los que mataron a mis amigos Rodolfo Walsh y Haroldo Conti. Salir a la calle. Informar. Denunciar lo que pasaba. Fue duro. Sobre todo, para Alfredo.


Paco Urondo - guión - El que nunca dejó de buscar los cielos en la tierra Invitado: Carlos Aznarez, periodista Bayer: Paco era un luchador, Paco. Un luchador que prefirió la muerte antes de que lo desaparecieran. Un luchador que, si se hubiera portado bien, habría tenido los privilegios de un intelectual borgeano o sabatino. Pero no, él no habría vivido tranquilo en una sociedad con niños bajo el nivel de nutrición, juventud sin trabajo y familias sin techo o revolviendo basura.


Haroldo Conti. Nos sentíamos como hermanos Invitados: Alejandra Conti, Marcelo Conti, hijos de Haroldo Conti. –OB: Haroldo Conti mereció ver el éxito de sus obras en los años posteriores a la dictadura. ¡Qué hermoso regalo, carajo! Palabras sencillas. Marcelo y Alejandra se sientan, atraídos por la humildad de Osvaldo, típica de los grandes: «La misma sensación tuve cuando lo vimos a Mario Benedetti», dirá después Alejandra, al salir de El Tugurio. –OB: Era un hombre admirable. Gran cabeza. Gran hombre. Lo vi en Martínez, donde yo vivía. Y vino a un asado, un domingo. Los diálogos con él. Era tan abierto, ocupaba la atención de todos. Un hombre del pueblo, mezclado con el pueblo. Y le gustaba eso. Él decía que estaba para eso. Un hombre generoso, de mano abierta. Qué hermoso se editen sus libros ahora. Qué hermoso. Esto me llena de orgullo: que un hombre de su época sea así, recordado. Uh, tendría tanto para hablar… Era un gran amigo, pero no nos veíamos mucho. Él venía o íbamos juntos al café. Hablábamos profundamente, nos sentíamos como hermanos. Creo que teníamos la misma misión: llegar, movilizar al pueblo. El sentimiento, por encima de todo. Yo me sentía un hermano de él y creo que él también. Nos sentíamos bastante afines en lo que hacíamos. La labor de un intelectual no sólo es escribir libros, sino también actuar en la sociedad. Uno de los justos. Perseguido. Habría que recordarlo más. Mucho más. Y estoy dispuesto a recordarlo.


Lo poético no reside solo en la palabra. Nosotros sabíamos resistir Invitado: Miguel Ángel Estrella, pianista clásico y popular. (….) Y el pianista trae a la casona recuerdos del exilio en Francia, desdicha compartida con el poeta y con Osvaldo: «Los sábados iba a almorzar a casa, en París. Los llamaba a mis hijos, Paula y Javier, y les decía: “Me gusta comer siempre pollito al limón, con mostaza y sin sal”. A las doce ya estaba en casa y yo, en el piano. Como cuando era niño, él ponía una silla cerca de mí y me volvía a pedir: “Chango, tócame Bach”. Él estaba muy triste, ¿no?… con la muerte de su mujer. Tocaba para él una partitura de Bach, se levantaba y me decía: “¡Limpito me has dejado!” Son cosas hermosas. Él fue mi gran consejero y mi primer contacto con la poesía». Y el pianista entona: ¿Dónde está mi corazón que se fue tras la esperanza? Tengo miedo que la noche me deje, también, sin alma… «A mí me gustaba muchísimo cantar eso. Yo creo que fue la primera poesía que entró en mi vida»


El humor, la poesía, la música, la resistencia Invitado: Horacio Fontova, cantante, músico, compositor, actor, dibujante y escritor. OB: Hay que seguir la lucha en la calle. Seguir haciendo todo lo que puede hacer un hombre y una mujer en una protesta. Es una lucha dura, pero hay que salir a la calle. Darla a conocer. Ver a los periodistas. Insistir. Empezar desde abajo. – MD: Encender la indignación. Hay que indignarse porque la indignación es el motor de la reacción. La indignación es la contracara de la indiferencia. La contracara de la complicidad. Ante un sistema que se come los derechos y la dignidad de los pueblos, solo queda reaccionar. – HF: Completamente de acuerdo. Eso es algo muy discutido. Hay que estar enojado. Nos odian. Bueno, nosotros los odiamos más. – MD: Que te subleve, que se te caliente el cuerpo y te indigne. Sin indignación no hay reacción posible. – OB: El deber no es otra cosa que pelear por la verdad, nombrar la realidad, nunca simularla y nunca callar.


Armando Tejada Gómez. La permanencia de un poeta Invitada: Stella Calloni, poeta, periodista, escritora (…) Stella se acerca al viejo y, con una sonrisa, le recuerda: «Un día, estábamos en el bar La Continental y le digo a Osvaldo: - Qué lástima que no nos hemos conocido más jóvenes… ¡Hubiéramos hecho la revolución!». Éramos capaces de hacerla. Éramos y somos capaces de hacerla ahora mismo. Nosotros empujamos a los jóvenes. Lo que vos haces es eso: vos empujás a tanta gente, que ya estás haciendo la revolución ahí. Cualquier acto de resistencia que haya ahora es revolucionario. Hasta el más chiquitito, porque este es un momento peligroso. - OB: Hemos fracasado rotundamente. Yo me pregunto qué hice para llegar a Macri… -ST: Llegar a Men…fue trágico, pero esto es peor. Llegamos a un límite. -OB: ¡Champagne…! Tenemos que tomar champagne para romper la amargura




Hacer de la pintura poesía. El arte es la mejor arma para la revolución Invitado: Ponciano Cárdenas, escultor, pintor, dibujante, muralista y ceramista. – OB: El arte debe estar por encima de todo. Hace unos años escribí una crónica dolida de lo que significaba este increíble rincón de soñadores del arte. – PC: Nuestros políticos ignoran lo que es la cultura. La ignoran totalmente. Te van a hablar de deporte, que es importante, pero nunca te van a hablar de la cuestión cultural, de la trascendencia que tienen las artes. La importancia de la música, las danzas, el teatro, la literatura. Y Bayer sabe que es así. La cultura es la columna vertebral de un pueblo, pero estos tipos no lo toman en cuenta.


Eduardo Galeano. El fútbol como poesía colectiva Invitado: Alejandro Apo, periodista deportivo. Osvaldo: El fútbol es una fantasía. Y, sin embargo, hay un espíritu impresionante en los jugadores. ¿Por qué juegan? ¿Por qué quieren ganar? Algo incomprensible, algo que no es irracional, pero no es racional. Creo yo. Es una especie de ballet. Una coreografía. Los anarquistas que defendían el futbol tenían una definición muy bien hecha: «El fútbol es el juego socialista. Todos jugando en conjunto para llegar al gol, que es el triunfo, la revolución. No es una cosa individualista: se consigue colectivamente. «En el fútbol se aprende a ser solidario», decían. «No se puede jugar solo; cuando el otro está en mejor posición, hay que pasarle la pelota». La cosa de formar equipo: nadie sobresalir, nadie por encima, sino sentirse todos iguales.



Pin them, amante de los antepasados. Se va a escribir en la enorme página del cielo la palabra sagrada: libertad Invitado: Lorenzo Salvador Cejas Pincén, bisnieto del Lonko Vicente Pincén, Ülmen mapuche. Luego de unos mates y unos recuerdos compartidos, la conversación entre el ülmen y el historiador se va allá lejos y hace doscientos años. «La palabra es esencial, tan importante como el arma en los momentos de guerra. Ahí viene el rol de los héroes», reflexiona Osvaldo. – LP: San Martin no fue un prócer de Argentina: fue un prócer revolucionario, de la Logia Lautaro. – OB: Claro. Tenía todas las cualidades. Fue un auténtico héroe popular. San Martín jamás discriminó a los pueblos originarios. Los llamaba nuestros paisanos los indios. Pensamiento que compartió con Belgrano, Moreno, Castelli y Monteagudo. – LP: San Martín, Belgrano, O’Higgins, Sucre y Bolívar habían formado la Logia Lautaro. La hicieron para que se combatiera a los españoles y se le devolviese los territorios al Inca, para que lo gobernase y administrase. La Iglesia Católica se opuso. Lautaro fue un gran dirigente mapuche en la Guerra de Arauco que luchó contra los españoles y le ganó la guerra a Valdivia. Era un gran estratega.


La poesía y la paz. Violencia, ¿sí o no? Invitado: Adolfo Pérez Esquivel, artista, premio Nobel de la Paz 1980. – EB: Ahí se ve claramente la importancia de la palabra. Lo que Osvaldo investigó, escribió, es eso. ¡Cuánta gente joven que aún lo lee! – APE: Es más efectivo eso que llevar una ametralladora. Pero, hay un tema que es central aquí y es que esa palabra te permite hacer memoria. Y la memoria no es para quedarte en el pasado. La memoria te ilumina el presente. Ahí reside el poder de la palabra. Es el poder de la memoria. – OB: Y la memoria sirve para aprender. Porque, en todos los que luchan, hay miedos y hay desesperanzas, pero, en el fondo de cada luchador, existe la seguridad que da el saberse en el camino justo. La verdadera alegría reside en luchar.


Un viernes de septiembre de 2017 Osvaldo y Cristina – CFK: Que lindo verte en este lugar histórico. Me impresiona mucho pasar por ese pasillo y ver todos esos manuscritos. Me acuerdo cuando leía los tomos de la Patagonia Trágica. Los libros los tenía mi marido en su biblioteca cuando fuimos a vivir a Santa Cruz, en el 76. Son años de investigación, y ver allí, los manuscritos originales. – OB: ¡Una investigación que me llevó a saber tantas cosas! Y Cristina recordó que, en la filmación de la película de Héctor Olivera sobre el libro, Nestor había sido extra. “Toda la JP de aquella época fueron extras”. – CFK: Te traje dos botellas de vino, Osvaldo, porque se que te gusta el vino. Te traje dos botellas de Catena Zapata.



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