Graciela ha sido seleccionada entre 10 artesanas del mundo por los organizadores quienes la han convocado para estar presente demostrando la técnica de Guarda Atada o Ikat. Para ello La Dirección Provincial de Artesanías realizó diferentes gestiones ante  el Ministerio de Cultura de la Nación y Cancillería que permitieron que su hijo Mauro pudiera acompañarla y formar parte de la feria. Será la primera vez en la historia que Catamarca será representada con artesanos Malasia, exponiendo sus prendas y difundiendo un legado ancestral exquisito.

La Guarda Atada

La Guarda Atada también conocida como guarda Ikat, fue transmitida durante 4 generaciones quedando como parte de un legado que los padres enseñaron a sus futuros difusores. La técnica consiste en dibujar el diseño sobre los lisos y amarrar muy fuertemente con trapos de algodón los sectores que no se deseen ser teñidos, utilizando tintes mayoritariamente creados por los mismos artesanos con elementos de la naturaleza; utilizando para tal fin productos como cebolla, cascaras de nuez, raíces, jarillas, remolacha, entre otras.

A  través del telar criollo rustico Graciela y Mauro desarrollan la técnica con una gran amplitud de posibilidades, debido a la diversidad de tamaños de piezas que se pueden tejer como por ejemplo ponchos, fajas, caminos de mesa, frazadas, alfombras, etc.

El proceso de construcción de una prenda tan característica como es el poncho conlleva diferentes pasos o etapas, cada una con un nivel de importancia igual al siguiente; se inicia el proceso utilizando  el vellón,  luego se hila, se tuerce, después se lava y una vez listo, se tiñe hasta adquirir el color deseado. Posterior a dichos pasos se prepara el urdido en el telar con la cantidad adecuada para cada prenda, para luego comenzar a tejer.

El diseño que mayormente utilizan es un formato traído del siglo XVIII con colores y guardas con reminiscencia Mapuches y Pehuenches, aunque últimamente están predominando los formatos propios creados por ellos mismos, o a pedidos de los clientes.

Esta técnica que tanto caracteriza a la familia es un modo de vida, su manera de ver la realidad, todos los miembros aprendieron desde muy pequeños a formar parte de esta labor, desde los procesos más simples como son el ovillado o el urdido hasta el más complejo como es el tejido mismo. Los más jóvenes aprenden las técnicas más simples para ir evolucionando con el tiempo, iniciando con piezas como fajas, caminos, para ir llegando hasta el tan ansiado poncho.