Siete de cada diez argentinos que utilizan servicios financieros combinan cuentas bancarias tradicionales y billeteras digitales, según un informe del Banco Central.
Del total de 37,5 millones de personas con al menos una cuenta, 26,9 millones manejan simultáneamente CBU y CVU, mientras que 8,6 millones mantienen solo cuentas bancarias y 2 millones únicamente cuentas virtuales.
Este crecimiento refleja cómo bancos y fintech se están acercando en sus servicios.
Mientras las entidades tradicionales suman aplicaciones y soluciones digitales, plataformas como Ualá o Mercado Pago se transforman en auténticos bancos digitales, ofreciendo beneficios, promociones y facilidad de uso que seducen a los usuarios.
De hecho, muchos abren cuentas solo para aprovechar una oferta puntual o para usar determinados medios de pago, como ocurrió el verano pasado con el auge de Pix en Brasil.
Según el Central, la expansión de estos servicios —en su mayoría gratuitos— permite que cada persona elija el producto que mejor se adapta a sus necesidades sin quedar atada a una sola opción.
Esta diversidad de cuentas también ayuda a reducir la exclusión financiera: hoy la mayoría de los argentinos tiene al menos un acceso formal al sistema financiero, y cada vez son más quienes manejan varias herramientas al mismo tiempo.
Un estudio de Brain Network explica por qué los usuarios eligen un medio sobre otro y qué significa “principalidad”: la cuenta o billetera que se usa de manera habitual en el día a día.
La facilidad de uso es el factor decisivo para la elección: mientras que el 37% de quienes priorizan bancos destacan la simpleza, en el caso de las billeteras digitales el porcentaje asciende al 69%.
Otros motivos incluyen seguridad, concentración de operaciones, rendimientos o promociones, según el tipo de cuenta.
“La competencia por la principalidad nunca fue tan relevante”, señala Lionel Holzman, de Brain Network.
La batalla por convertirse en la cuenta o billetera que el usuario utiliza más seguido se traduce hoy en promociones, descuentos y estrategias para generar hábitos de consumo diarios, como los beneficios en transporte público tras el fin del monopolio de la SUBE.
Quien logra que un cliente use su servicio de manera recurrente, no solo gana fidelidad, sino también la posibilidad de expandir su relación ofreciendo más productos y servicios.
En definitiva, la convivencia entre bancos tradicionales y billeteras digitales ya no es solo una opción: es la nueva norma del sistema financiero argentino.
Los usuarios son quienes definen cómo combinar herramientas, aprovechar beneficios y, sobre todo, decidir qué entidad se convierte en la principal en su vida diaria.

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