episodio 96 herederos de cuyum

Canto que se hace Carmen Guzmán

El Patio Cuyano se aromó a viñedos cuando los Herederos del Cuyum soltaron a volar "Canto que se hace viento", el extraordinario disco de la compositora, guitarrista y cantante mendocina Carmen Guzmán, con arreglos y guitarra de Roberto Calvo, la participación en bandoneón de Walter Ríos y (en)canto de Sylvia Zabzuk que editara en 2007 el sello EPSA Music. Fue escuchar e incontener las emociones cuando fueron sonando "Voy", su milonga para versos de Héctor Negro"; su tonada "Tierra de sueños" para letra de Alberto Oviedo; la zamba "Tu cielo lejos", de Armando Tejada Gómez y Pedro Belisario Pérez; su milonga para poesía de Héctor Negro "Canto que se hace viento", que da nombre al disco; su cueca "Luna caminante", compuesta en yunta con Jorge Marziali; la canción "La magia de la lluvia", compartida con Héctor Negro; su zamba "Ayer", con poesía de Alberto Oviedo; su vals "Breve" y su chamamé "Todo por amor", ambas para letras de Julio Fontana; la canción "Si pudiera ser niño", en dupla con Hugo Rivella; su tango para poema de Raymundo Rosales, "Soy de un lugar"; la eterna "Tonada de otoño", de Jorge Sosa y Damián Sánchez para su fraseo inigualable; su vals "El país de la magia" para versos de María del Mar Estrella; su chamamé "Aquel caballito de madera" para una emocionante letra de Teresa Parodi y el lucimiento canoro de la "misionera de La Pampa" Sylvia Zabzuk; y la "Canción enamorada" que Carmen concibiera con su compañero Pedro Belisario Pérez. Luego de la pausa, el Patio se volvió matinal encuentro de conmociones cuando se escucharon las grabaciones de Los Trovadores del Sur, de Juanón Lucero, de Andrada-Flores, de Los Urano, de Martita Cuadros y Los Trovadores de Cuyo y de Las Voces del Plumerillo. Más tarde, las miradas se nublaron al volar "Canto a Mendoza" o "Marcha de la Vendimia", de Guillermo y Horacio Pelay para melodía de Egidio Pittaluga, y el arte de Juanita Vera, de Guitarras Cuyanas y de Algarroba.Com con el grupo vocal Octobolus que dirigiera el puntano Pablo Eggarter. Excedidos en el tiempo pero empanzados de belleza, los Herederos del Cuyum se miraron cómplices, sabedores de la tremenda emotividad que habían prodigado