El sacerdote Justo José Ilarraz fue condenado a la pena de 25 años de prisión tras ser encontrado culpable por los delitos de abuso y corrupción de menores, hechos registrados en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo entre 1985 y 1993. El Tribunal conformado por los camaristas Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel, por unanimidad, lo encontró culpable por los delitos de promoción agravada de la corrupción de menores y abuso deshonesto, por ser encargado de la educación de los menores que tenía cargo y que lo denunciaron.
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