Estados Unidos se sumó activamente al conflicto entre Israel e Irán con ataques coordinados a instalaciones nucleares clave del régimen iraní, marcando un nuevo nivel de intervención estadounidense en la región. Mientras tanto, Israel intensifica sus misiones militares y de inteligencia a través del Mossad, elementos que juntas profundizan la crisis en Medio Oriente.
Darío Teitelbaum, analista político y educador que reside en Israel desde 1978, dialogó con el equipo de Ramos generales y se refirió a la ofensiva conjunta en la estrategia de contención a Irán, destacando que Washington ya no se limita a respaldar sino que actúa directamente en una guerra que hasta ahora había sido limitada para EE.UU.
"Estados Unidos hizo su incursión luego de que Israel abriera por completo todos los corredores aéreos. En estos momentos Irán no puede defenderse de los ataques israelíes y lo único que le queda es el ataque de la represalia fundamentalmente hacia población civil", expresó.
Según fuentes del Pentágono, la operación estadounidense —identificada como "Martillo de Medianoche"— implicó bombarderos furtivos B‑2 desde Missouri, desviados con vuelos simulados hacia Guam, junto a misiles Tomahawk disparados desde un submarino, alcanzando las plantas nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán. Israel aportó inteligencia y ataques previos, debilitando las defensas iraníes y allanando el camino para la operación.
"Hay un apoyo masivo a los pasos que tomó Netanyahu, pero no por los mismos motivos. Hay expectativas de que se muevan cosas en este gran tablero que fue sacudido tanto por el ataque de Israel como por el ataque de Estados Unidos", señaló Teitelbaum.
Derivado del ataque estadounidense del 21 de junio, Irán respondió mediante el lanzamiento de misiles balísticos, mientras EE.UU. reforzó su presencia naval en la región alertando sobre represalias si sus fuerzas o intereses se ven amenazados.
Por otro lado, el Parlamento iraní pidió este domingo el cierre del estrecho de Ormuz, un punto de importancia estratégica que separa las costas de Irán y Omán, donde pasa el 20% del tráfico de petróleo crudo. La decisión -que, de confirmarse, tendría un impacto mundial- aún debe recibir la aprobación del Consejo Nacional de Seguridad de la República Islámica.
"Cerrar el Estrecho de Ormuz significa una declaración de guerra hacia el mundo occidental. Los iraníes tienen capacidad de hacer todavía algunos desastres. El potencial de hacer el mal de Irán no acabó. Siempre hay que tomar en serio las amenazas de Irán", afirmó Teitelbaum al respecto.
El analista advirtió que la escalada puede expandirse rápidamente en un conflicto regional que ya afecta a países vecinos, con repercusiones económicas, diplomáticas y posibles ataques cibernéticos contra infraestructura occidental .
"Después del 7 de octubre del 2023 nosotros como israelíes estamos en una guerra constante", subrayó el entrevistado.

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