Freddie Mercury fue sin lugar a dudas uno de los mejores frontman que tuvo el rock a lo largo de su historia. Un artista brillante, dueño de un carisma y un manejo del escenario que lo convertían en el centro de atracción dentro de una banda que lo complementaba a la perfección. Una banda que no funcionaba solo como acompañamiento. Se sabe, el todo es más que la suma de las partes.
El músico nacido en Zanzíbar como Farrokh Bulsara hace hoy exactamente setenta y cinco años fue, ante todo, un soberbio cantante. Dueño de un amplio registró vocal, era barítono pero cantaba como tenor, que le permitía llegar tanto a notas agudas como a graves. Más importante aún que su capacidad técnica, fue un cantante capaz de conmover a través de su interpretación, tanto en los discos como en vivo. Un prodigio que cautivaba al público con la potencia y la expresividad de su voz. Eso es lo que lo distingue.
Queen supo combinar la potencia del hard rock, con toques de heavy metal, las complejas estructuras del rock progresivo y la teatralidad del glam, para crear algo único en su especie. Una banda capaz de llevarse por delante al oyente con la fuerza de una canción como Stone cold crazy, seducirlo juguetonamente con Old fashioned lover boy y reducirlo a lágrimas con Take my breath away. Con la osadía necesaria para mezclarlo todo, ópera incluida, en ese hit improbable de más de cinco minutos llamado Bohemian Rhapsody.
Pocos grupos pueden darse el lujo de extender su apogeo creativo editando cuatro discos antológicos en forma consecutiva a lo largo de la misma cantidad de años: “A night at the opera” (1975), “A day at the races” (1976), “News of the world” (1977) y “Jazz” (1978). Una seguidilla difícil de imitar.
La década del ochenta pareció marcar el fin del ciclo virtuoso de Queen. “Hot space” fue el comienzo de una serie de discos que no tuvieron demasiada aceptación entre la crítica y el público. Aún así, el cuarteto se las ingenio para crear un puñado de canciones de esas que quedan grabadas para siempre en la memoria. Canciones como Under pressure, I want to break free o Radio Ga Ga que se convirtieron en verdaderos clásicos sin tiempo en la obra de un performer prodigioso.
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