ANÁLISIS, POR SERGIO TAGLE CÓRDOBA

El busto de Menem. El revisionismo histórico mileísta a un peronista

Dos apuntes sobre Milei, Menem y peronismo. Son tres  palabras que confluyen y se concretan en el Busto del expresidente instalado ayer.

Un apunte es sobre “los usos del pasado” y otro sobre el peronismo de Menem.

La historiografía llama así a los estudios sobre las  maneras en que la política apela a hechos y figuras históricas para legitimar su poder en el presente; para narrar su proyecto en el marco de tradiciones políticas nacionales.

La palabra “uso” no supone una crítica. Es una perspectiva que quiere estudiar este tipo de dimensiones simbólicas del ejercicio del poder.

Milei, desde el principio  apela al pasado para legitimar sus políticas en el presente.  Empezó con el Siglo XIX, Alberdi. Después lo hizo con Carlos Pellegrini, Julio Argentino Roca.

Alberdi, Pellegrini y Roca eran liberales en lo económico pero también en lo político.

Milei es ultra liberal en lo económico pero no es liberal en lo político. La suya sería una democracia “i-liberal” que – muy sintéticamente- sería mucho mercado y poca tolerancia política, poco respeto a libertades civiles y a las instituciones republicanas.

Sus referencias al Siglo XX al principio eran genéricas. Decía y dice que “hace 100 años Argentina era el país más rico del mundo y que después el populismo y el socialismo arruinaron el país”. Uno podía (y puede) suponer que se refiere a la Argentina pre Ley Saenz Peña, pero no aparecían nombres y apellidos.

Ayer formalizó su reconocimiento a quien considera uno de los próceres del Siglo XX, en este caso, el mejor presidente de los últimos 40 años.

Aparece claro que el programa económico de Milei es la continuidad y profundización del plan Cavalllo así como el neoliberalismo de los ’90 fue continuidad y profundización de Martínez de Hoz.

En el ’83 se fue la dictadura pero no se fue (totalmente) Martínez de Hoz.

Desde el ’83 para acá quién con más intensidad apeló al pasado para legitimar sus políticas en el presente fue el kirchnerismo en general, Cristina Kirchner en particular.

Presentó su proyecto como continuidad y actualización histórica de Mayo, el 9 de julio, Manuel Belgrano, los caudillos federales, la generación del ’70.

El kirchnerismo hizo suya la biblioteca del revisionismo histórico nacional y popular. Ahora Milei hace lo propio con lo que este revisionismo llama críticamente “la historia oficial” para referirse a la historia liberal mitrista.

Y aporta una novedad: inscribe en esta tradición a un peronista que desde la mitad del siglo XX y hasta el kirchnerismo pertenecía, con absoluta claridad, a la tradición histórica nacional – popular.

Esta aparente contradicción remite a una afirmación que fue muy fuerte al interior del kirchnerismo: “Menem no fue, no es peronista, fue, es neoliberal”.

Para sostener esta postura hay que poner mucho voluntarismo ideológico.

Menem fue peronista de nacimiento, fue votado por el peronismo, tuvo todo el apoyo del Partido Justicialista y de los gobernadores peronistas. Había sido tres veces gobernador en nombre del peronismo.

¿Cómo argumentar que Menem no fue peronista?

Por su programa económico neoliberal. ¿Y por qué el neoliberalismo sería incompatible con el peronismo?

El peronismo no se define por un programa y menos en términos ideológicos. El peronismo de Perón, el peronismo de la resistencia; el del ’73 y el del Rodrigazo, el peronismo del kirchnerismo tuvieron distintos programas económicos y muchas veces antagónicos entre sí.

Porque, reitero, el peronismo no se define por un programa. Una de sus múltiples características es saber leer los tiempos mucho mejor que sus adversarios y actuar en consecuencia.

Los vientos de época definen a cada peronismo.

Menem, en tanto peronista, interpretó los vientos mundiales de su tiempo: la realidad pos Muro de Berlín

Interpretó la primera hegenomía neoliberal del mundo y de América Latina y actúo en consecuencia. “Neoliberalizó al peronismo”, ganó dos elecciones sin dejar de ser peronista.