Conocida como corno francés o trompa es un instrumento de viento de metal con una poderosa capacidad de expresión. Algo que llama la atención en la práctica de este instrumento es la colocación de la mano derecha dentro del pabellón para realizar efectos sonoros o corregir ligeramente la afinación.
Los antepasados de este instrumento eran cuernos y huesos vaciados de animales que empleaban los pueblos antiguos para acontecimientos religiosos, bélicos o ceremoniales. Ejemplos de ellos los tenemos en el "karnyx" celta, los "shofar" hebreos, o el "corno alpino". Estos instrumentos tenían una abertura para soplar y originalmente solo se podía producir una nota en los pequeños. En el año 1000 aparecieron por primera vez en Inglaterra agujeros para los dedos, con lo que aumentaron el rango de notas siguiendo el ejemplo de las flautas.
El nombre de "corno francés" comenzó a usarse por la importancia atribuida a los fabricantes franceses de cuernos de caza que tanta popularidad alcanzó en Europa al extenderse el deporte aristocrático de moda: la caza. Hoy las trompas o cornos son hechos de metal y tienen entre tres y cuatro válvulas que expanden muchísimo sus posibilidades. La importancia de este instrumento en las orquestas fue creciendo con el paso de los años hasta que llegó su era dorada durante el Romanticismo.
Pasemos a escuchar entonces de Franz Strauss el Nocturno Nº7 para corno francés y piano por Scott Leger, en corno francés y Wesley Ducote, en piano.
Producción: Carlos Díaz Rocca