Faltaban 12 días para el Mundial de 1978, y César Luis Menotti debía definir la lista de 22 que iría a la máxima cita del fútbol mundial: tres de los 25 que venían entrenando con el equipo se quedarían afuera.
Maradona deslumbraba en los entrenamientos. Un día, en un partido entre titulares y suplentes, los segundos ganaron 5-1, y Diego hizo cuatro goles.
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“Diego siempre miraba con los ojos ávidos a su entrenador, porque siempre quería aprender. Y cuando dijo su nombre, salió corriendo”
El día antes de comunicar la decisión, César Luis Menotti tuvo una charla con su ayudante de campo, Roberto Saporiti, y le pregunto a quiénes dejaría afuera. Saporiti dio los tres nombres, pero se encontró con una respuesta que lo sorprendió: "el último se queda, y sale Diego".
"Creí que me estaba haciendo una broma, pero evidentemente lo tenía analizado. A César le dolió dejarlo afuera", recuerda el entrenador, en diálogo con Radio Nacional. Ese día Saporiti discutió la decisión. Le costaba entenderla. Pero Menotti no dio marcha atrás.
El 19 de mayo de 1978, comunicó la decisión, y Saporiti lo recuerda perfectamente. "Se escuchaba solamente el ruido de los pájaros. Menotti dio su discurso, los jugadores lo respetaban y lo apreciaban. Nombró a Humberto (Bravo) y Lito (Víctor Botanniz), e hizo una pausa. Y ahí nombró a Diego. Y el mejor de todos los tiempos, que siempre estaba sentado arriba de la pelota y con los ojos dirigidos hacia su entrenador –así lo recuerda Saporiti-, se paró y salió corriendo.
Lo que siguió después es historia conocida. La Selección, en su casa y en medio de un país convulsionado, logró su primer campeonato mundial.
Pero Saporiti siempre recordará a Maradona, al pibe que vio debutar en Argentinos, al que volaba sobre el césped, al Dieguito de 17 años que era protegido por sus padres, al que sólo quería aprender y jugar al fútbol.
Etiquetas: Roberto Saporiti