Ricardo Mollo participó de Vinos y Vinilos, el programa de Rodrigo Sujodoles Gazzero.

Dijo ser un amante del Cavernet Sauvignon pero descartó tener su propio vino porque prefiere ocupar su tiempo en beberlo “y esperar a que me salga una canción”. Destacó que la creación de un vino es muy personal y que debe llevar toda la impronta y energía de quien lo geste, “es como si tuviera mi propia marca de guitarras, depende de compromiso y de gran investigación”.

También se refirió a su historia con la música, recordó que la venta de discos de Sumo explotó a partir de la muerte de Luca Prodan y que es muy difícil conseguir vinilos de la banda ya que se hicieron pocas ediciones. “Tengo varios Wincos, incluso en la sala de ensayo, me remonta a los 12 años, hay algo sensorial en los vinilos” y remató “lo digital es información y el cerebro lo recibe así”.

Dijo que tiene relación con el folklóre desde que tiene uso de razón porque a su hermano le gusta mucho “el folklore es parte de mi construcción” sentenció. “Cuando hicimos El arriero fui un canal de comunicación, me bajó y lo pudimos hacer” y continuó diciendo “Todo el folklore es muy rico melódicamente y carga un sentimiento muy grande, son cosas marcadas a fuego”.