Por Fernando Cárdenas EFE937

El mejor regalo

Mis viejos me regalaron el primer disco de Soda Stereo, que al mismo tiempo fue el primero que tuve del trío, en enero de 1987. La cercanía entre la celebración de reyes magos y mi cumpleaños hace imposible determinar con precisión para cual de los dos acontecimientos eligieron el presente, un dato de todas maneras menor a la hora de medir el efecto perdurable que ese cassette tuvo en mis gustos musicales, que es casi como decir en mi vida.

Probablemente mis progenitores no tuvieran ni la más remota idea sobre el contenido de eso que me estaban obsequiando. Imagino que al acercarse la fecha, habrán corrido a la disquería más cercana para, una vez allí, consultarle al disquero amigo sobre el regalo más conveniente para un niño de once años. Consulta que, haciendo breve una composición de tiempo y lugar, teniendo en cuenta que a esa altura Cerati, Bosio y Alberti ya estaban en plena conquista de América, tuvo una respuesta obvia. Y un efecto a futuro todavía vigente.

Poco hay en ese disco editado el 27 de agosto de 1984 del Soda Stereo que más tarde se transformaría en una de las bandas más importantes de la historia del rock argentino. Es difícil encontrar en Canción Animal o Dynamo, las obras máximas de la carrera del grupo, rastros de aquellas primeras canciones. El sonido remite claramente a The Police, una de las principales influencias del trío en sus comienzos, mientras que las letras de Cerati exploran el mundo con una mirada irónica, hasta permitiéndose inéditas referencias políticas con eso de "el régimen se acabó" en Dietético o el “creías que estabas lejos” de Un misil en mi placard. Referencias que luego dejará de lado para recurrir a una lírica más visual. Más spinetteana, por decirlo de alguna manera.

Soda Stereo, el álbum, sirve, más allá de su valor artístico y la forma tal vez poco piadosa en que lo ha tratado el paso del tiempo, como muestra del ímpetu juvenil de sus autores, de sus ganas de salir a tocar en un momento muy especial del país, y de la energía renovadora que impulsaba al rock de la primera parte de los ochenta. El primer paso en la carrera de una banda que evolucionó disco a disco. Que no paró de crecer.

Por Fernando Cárdenas