Hoy, 16 de octubre, se celebra el Día Mundial del Pan, una jornada que busca reconocer el valor nutricional, cultural y social de uno de los alimentos más universales. En ese marco, la panadería-confitería más antigua de Buenos Aires, Flores Porteñas, atraviesa un aniversario emblemático: cumple 140 años manteniendo vivo el oficio y la memoria del barrio de Once.
Leonardo Mecina, actual propietario de Flores Porteñas y responsable de su funcionamiento desde hace más de dos décadas, dialogó con el equipo de Ramos generales y subrayó que mantener vivos los elementos originales y la identidad del local no es solo un acto nostálgico, sino un compromiso con la tradición artesanal y la comunidad que lo ha visitado generación tras generación.
"Viene gente de todas partes, muchos turistas. hay muchas cosas ricas para degustar. Hay pan caliente siempre, porque los sacamos constantemente", expresó.
Flores Porteñas fue fundada en 1885 por Josefina Sarmiento, hermana de Domingo Faustino Sarmiento, y desde entonces ha resistido el paso del tiempo conservando detalles históricos: vitrales, muebles tallados, su horno original y la puerta de vaivén con manijones dorados.
"Somos muy tradicionales con la mercadería", dijo.
El Día Mundial del Pan, establecido en 2006 por la Unión Internacional de Panaderos y Pasteleros, busca visibilizar la relevancia de este alimento en la dieta diaria, así como apoyar a quienes lo elaboran mediante procesos artesanales.
Más allá de su valor simbólico, el pan aporta hidratos de carbono complejos, proteínas vegetales, minerales y vitaminas, siendo un componente frecuente en dietas balanceadas.
Durante décadas, Flores Porteñas ha sido un punto de encuentro cultural. Figuras como Julio Cortázar y Leopoldo Marechal frecuentaban el local para tomar un café y compartir sus tardes allí, pues la panadería estaba muy cerca del colegio Mariano Acosta. También Juan Domingo Perón encargaba medialunas que se le llevaban directamente a la Casa Rosada.

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