En un episodio especial de "Aguafuertes Patagónicas", se entrevistó a la historiadora Cecilia Azconegui, docente e investigadora de la Universidad Nacional del Comahue. Azconegui compartió los resultados obtenidos en su investigación sobre el Catolicismo Renovador en Neuquén y cómo este desempeñó un papel fundamental en el proceso democratizador que se desplegó a partir de 1983, marcando hitos significativos en la historia de la provincia. Entre las claves para entender sus aportes, destacan las "Marchas de la Fe", un semillero de futuros líderes políticos que se convirtieron en un proceso de sociabilización crucial para los jóvenes en la época de la dictadura.
Liderados por figuras influyentes como Jaime de Nevares, Héctor Galbiatti, Magín Paéz, Juan San Sebastián y Rubén Capitanio, estas marchas representaron un espacio de resistencia y expresión de la fe en un contexto político represivo. Su impacto trascendió lo religioso para convertirse en un terreno fértil donde germinaron las semillas de la participación política y la conciencia social.
Azconegui, en su investigación, arroja luz sobre los roles desempeñados por las parroquias en distintos barrios de Neuquén, como Sapere, Bouquet Roldán, la zona centro con la Catedral, Progreso, Islas Malvinas, Barrio Nuevo y Barrio San Lorenzo. Su meticuloso análisis revela la intrincada red de influencias que estas instituciones religiosas tejieron en la trama social y cultural de la ciudad. Azconegui destaca la importancia de comprender cómo estas parroquias no solo sirvieron como centros espirituales, sino que también se convirtieron en pilares fundamentales para la cohesión comunitaria y el desarrollo de identidades locales. Su investigación profundiza en la dinámica única que cada parroquia aportó a la construcción del tejido social en sus respectivos barrios, evidenciando cómo estas instituciones trascienden su papel religioso para convertirse en actores clave en la configuración del entramado histórico y cultural de Neuquén. La exploración de Azconegui destaca el valor de analizar las parroquias como agentes activos en la construcción de la identidad urbana, desentrañando sus contribuciones multifacéticas en la evolución de la ciudad y proporcionando una visión enriquecedora de la complejidad social en la que se insertan estas comunidades.
Dos destacados líderes de la época, Felipe Sapag y Jaime de Nevares, jugaron roles clave -cada uno con su personalidad e impronta, y desde posiciones no siempre coincidentes- en la configuración de la neuquinidad y la concepción de prácticas ciudadanas. Su influencia se extendió más allá de lo religioso.
El compromiso de los líderes católicos renovadores no solo se limitó a lo espiritual, sino que se tradujo en una contribución significativa al tejido social y político de Neuquén, especialmente en los jóvenes de la época. Su legado es recuperado por la historiadora Cecilia Azconegui.
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