COLUMNA DE OPINIÓN

Entre grandes y chicos ¿la clave es la comprensión?

Aún recordamos aquel exitoso ciclo de Jorge Quintana por lv4; Entre grandes y chicos abordaba las relaciones entre padres e hijos y hoy nos ocuparemos de ellas. 

 

Si es cierta aquella metáfora de que la vida es como una escalera, el ascenso tiene que ser peldaño a peldaño.

 

Para que eso sea posible, cada etapa debiera ser vivida sin apuro. 

 

La niñez es para muchos la edad más feliz; seguramente han sido amados, mimados, cuidados, protegidos, contenidos, respetados y educados. Han jugado hasta el agotamiento y comenzado a saber que el estudio es la primera obligación en su vida.

 

Un día, algunos cambios en sus cuerpitos y sensaciones desconocidas les avisan, inequívocamente, que están ingresando a la pre adolescencia y a poca distancia de la adolescencia. Es un tiempo crítico para los chicos. Y también para los grandes. Por éstos cambios generacionales tan marcados, muchos Han Perdido el Tren (tan luego ahora que vuelve...).

 

La comunicación se hace difícil. Los jóvenes tienen cierto grado de polaridad en el manejo de sus emociones y, por tanto, irritabilidad, inseguridad, timidez y hasta temor. A los mayores les cuesta comprenderlos y, cuando sus reacciones no son las más adecuadas, comienzan cortocircuitos y distanciamiento; lo peor que podría pasarle a la relación.

 

El conflicto es un disparador: muchos chicos se rebelan, trasponen barreras, se acercan a lo prohibido y se vuelven vulnerables a las tentaciones. Los padres se angustian porque saben de esas  cosas; en su época, si no las vivieron, estuvieron cerca. También adolecieron.

 

Para que puedan mantenerlos lejos de las tentaciones, pueden repetir aquella fórmula paraguas de la infancia: amarlos + mimarlos + cuidarlos + protegerlos + contenerlos + respetarlos + educarlos. 

 

Si desafortunadamente la situación se torna inmanejable, hay que Pegar el Grito: siempre habrá gente de buena voluntad dispuesta a dar una mano: educadores, religiosos, profesionales de las ciencias médicas y otros pueden resultar de gran ayuda.

 

Mucha suerte.

Por Roberto A. Bravo