La querella de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner reclamó que sean secuestrados los teléfonos celulares de las dos colaboradoras del diputado de JxC, Gerardo Milman, que lo acompañaban el 30 de agosto en la confitería Casablanca cuando, según un testigo de la causa, habría hecho referencias al ataque que ocurriría dos días después contra la exmandataria. Por su parte, el diputado opositor también presentó un escrito ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti en el que negó la acusación en su contra y reclamó que sea investigado por supuesto “falso testimonio” el testigo que dijo haberle escuchado decir la frase “cuando la maten yo estoy camino a la costa”. El periodista especializado en policiales actualizó el estado de la investigación sobre el atentado y analizó la trayectoria del diputado del PRO cuya figura acaba de adquirir centralidad pública.
Ricardo Ragendorfer explicó que “la denuncia que pesa sobre él, al menos en términos fácticos, se fue corroborando pese a la inacción de la jueza en tratar de profundizarla”.
Advirtió que “hay muchas cosas que a la jueza no le parecen graves”, y recordó que “se negó a unificar la investigación con la causa que investiga el financiamiento que obtuvo Revolución Federal de la firma Caputo Hermanos”.
Respecto a Milman, el periodista lo definió como “un tipo bastante ambicioso y de pocas luces”, lo que consideró “una combinación peligrosa” y, en ese sentido resumió: "es un tipo, por un lado, mediocre y, por el otro, peligroso".
Señaló que “es un tipo trepado de la política, bastante mediocre que surge en el radicalismo, se hace conocido con Margarita Stolbizer y termina siendo una especie de garrote de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad Interior”.
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