El oftalmólogo y cirujano, Gerardo Valvecchia, lidera una cruzada silenciosa contra la ceguera a causa de cataratas, que afecta a millones de personas en el mundo. Desde 2017, operó a miles de personas que volvieron a ver; desde la provincia de Buenos Aires hasta África.
En diálogo con Nunca es Tarde, Valvecchia reconoce que en él siempre estuvo el deseo de ayudar a la gente, "de devolverles algo. La reacción que tienen, cuando le destapás los ojos, es impresionante. Se les ilumina la cara y te devuelven una sonrisa hermosa. Le damos luz a gente que sólo ve oscuridad".
Hace más de 30 años que ejerce y su carrera tomó un giro trascendental cuando entendió que no bastaba con operar en la clínica o en hospitales: había que llevar la cura hasta las personas que no podían acceder al sistema de salud.
Así, fue desde las zonas más vulnerables de Argentina hasta la África olvidada. Su verdadera revolución ocurre en silencio, en aulas reconvertidas en quirófanos, en el medio de la selva o la montaña.
Desde su consultorio en Quilmes hasta el Impenetrable chaqueño, Mozambique o Dakar, Valvecchia operó gratuitamente a infinidad de personas ciegas por cataratas. Lo hace con el respaldo de la Fundación Elena Barraquer —organización sin ánimo de lucro que lucha contra la ceguera evitable—, de la cual es embajador para Latinoamérica.
Y lo hace con una vocación única. “La ceguera por cataratas es la única ceguera reversible. En 10 o 15 minutos el paciente vuelve a ver. Eso todavía hoy nos sigue emocionando”

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