Vietnam celebra un nuevo aniversario de su Independencia. Ocurrió un 2 de septiembre de 1945, luego de la exitosa experiencia de la Revolución de Agosto en la que fueron derrotados los ejércitos de Japón y Francia. Aquel día, el presidente Ho Chi Minh, frente a una multitud concentrada en la plaza Ba Dinh, de Ciudad Hanói, abrió el camino del socialismo en Indochina.
Por Gastón Fiorda
La historia moderna de Vietnam se enlaza con los 100 años de colonización francesa y el proceso de resistencia que se dio sobre la base de algunos fenómenos muy puntuales que explican la lucha heroica de su pueblo: el ascenso como líder indiscutido de Ho Chi Minh; la creación del Partido Comunista de Indochina, en 1930; la crisis al interior de Francia en el marco de la Segunda Guerra Mundial; la posterior ocupación nazi y la exitosa Revolución de Agosto de 1945. Un proceso devenido de la lucha contra un enemigo bicéfalo: el régimen colonial francés y el poderío militar japonés, coincidentes en el saqueo de los recursos naturales y la explotación de la clase trabajadora/campesina vietnamitas.
Después de los reveses de las sublevaciones armadas, las organizaciones refugiadas en China, junto a los vietnamitas emigrados a Francia, empezaron a militar en los partidos de izquierda locales a fin de tomar un rol activo en las estrategias que promovían la liberación. Uno de los principales referentes de esta corriente fue Phan Chu Trinh, un antiguo letrado patriótico, desterrado a Poulo-Condor y luego llevado a Francia. Éste preconizaba la luchar progresiva por la abolición de las instituciones de la monarquía, el establecimiento de libertades democráticas en el seno del régimen colonial y un modo gradual de autonomía; siempre apartado de la lucha armada. Pero ese intento fracasó porque dependía de la buena voluntad de la potencia colonialista de conceder la independencia a los sujetos colonizados. La segunda tendencia se sometía a la influencia de la Revolución de Octubre por intermedio del movimiento obrero francés. El representante más célebre de esta corriente fue Nguyen Ai Quoc, quien adoptará más tarde el nombre de Ho Chi Minh.
Venido de Francia donde ejerció varios oficios y tomó contacto con partidos, grupos y personalidades de izquierda, entendió que la Revolución de la Unión Soviética y la doctrina marxista-leninista podían ser la llave de la lucha libertadora de los pueblos colonizados, como lo era Vietnam.
Las primeras conquistas obreras y campesinas preocuparon a la administración colonial que buscó tomar la iniciativa, promoviendo algunas reformas a fin de apaciguar la ira popular. Sólo el Partido Constitucionalista de los grandes productores de arroz de Saigón se contentó con esas migajas. Aquellos que impulsaban reformas de fondo estuvieron lejos de sellar una tregua. Muy por el contrario, profundizaron la organización de la lucha y de los movimientos revolucionarios. De hecho, a partir de 1925 aparecieron nuevas fuerzas; en Cantón, tomando el Tam Tam Xa como núcleo, Ho Chi Minh fundó el Thanh Nien Cach Mang Dong Chi Hoi. Centenares de jóvenes fueron enviados a China a seguir un curso de formación revolucionaria con el objetivo de que regresaran al país para sentar las bases de las revueltas populares.
El Thanh Niense constituyó en la única organización con capacidad de hacer aparecer regularmente un medio de prensa. Además, sus militantes debieron buscar trabajo en lugares estratégicos como fábricas, plantaciones y minas, o alistarse en las distintas fuerzas militares y de seguridad y así extender las redes de la organización. Para 1928, el Thanh Niense había constituido en el movimiento clandestino más importante de Vietnam.
Otro paso clave en la creación de un gran frente de resistencia fue la fusión que se dio entre el Thanh Nien y el partido Tan Viet que agrupaba a una buena parte de los estudiantes y los antiguos presos políticos de Poulo-Condor. Este tipo de alianzas le otorgó a lucha armada una base de acción cada vez más sólida.
El desarrollo de las luchas nacionales exigía más que nunca la creación de un partido capaz de coordinar las operaciones. El primer paso se dio en marzo de 1929, con la formación de la primera célula comunista en Hanói. En mayo de ese mismo año, en el marco del Congreso Nacional del Thanh Nien, los delegados propusieron la creación del Partido Comunista, pero esa decisión se aplazó, generando grietas al interior de las organizaciones revolucionarias. La delegación de Tonkín, de regreso a su región, creó el Dong Duong Cong San Dang [Partido Comunista Indochino], y reclutó a muchos militantes del Thanh Nien. Publicó el periódico Bua Liem [Martillo y Hoz] e impulsó la Federación de Sindicatos que en poco tiempo consiguió una posición de referencia en las regiones centrales del país.
En febrero de 1930, Ho Chi Minh presidió una conferencia en Kowloon, China, donde reunió a los líderes de los partidos de izquierda para darle forma, finalmente, a los estatutos del Partido Comunista unificado, que ligaba la cuestión de la independencia nacional con la lucha obrera y campesina; una lucha que tardó quince años en alcanzar la victoria.
Bajo ese contexto, el Comité Central del Partido Comunista iniciara la insurrección armada; en un principio, dirigida contra Japón que ejercía el control absoluto del territorio de Vietnam. Al llamado de rebelión del Tío Ho acudieron miles de voluntarios; algunos, muy pocos, con experiencia en combate. Se diagramó una rutina de entrenamiento en las regiones montañosas y se estableció la base de comando en Bac Son, al norte del río Rojo.
El Viet Minh, surgido de la unión de las distintas fuerzas armadas revolucionarias, y liderado por el general Vo Nguyen Giap, constituyó, para 1944, una verdadera red de guerrilleros en las provincias del norte. Sin embargo, Ho Chi Minh ordenó aplazar la sublevación para intensificar primero las acciones de desgaste político, y luego sí lanzarse a la opción militar.
A comienzo de 1945, la derrota del eje Berlín-Roma-Tokio resultaba inevitable. En Francia, el gobierno de Vichy había caído y los japoneses eran derrotados tanto en China como en el Pacífico. Por entonces, Vietnam sufría la peor hambruna que su historia registre, fundamentalmente en las zonas de Tonkín y en las provincias septentrionales de Annam, donde en pocos meses murieron de hambre dos millones de personas.
En los grandes centros urbanos, en particular Hanói, Saigón y Hue, la agitación política no paraba de crecer. En la ciudad capital cada empresa tenía su sección obrera para la salvación nacional. Se constituyeron formaciones de choque y defensa entre los trabajadores y estudiantes. Se impulsaron huelgas y manifestaciones con presencia de armas entre los movilizados.
Para el verano de 1945, la efervescencia popular estaba en su punto más alto, y las acciones –tanto políticas como militares– se multiplicaron. El 13 de agosto, Japón capitulaba luego de perder Manchuria ante las fuerzas soviéticas y sufrir dos bombas atómicas en su territorio: Hiroshima y Nagasaki.
En todas partes, las organizaciones populares, unidades de guerrilla y de autodefensa se pusieron en acción. Fue una verdadera insurrección popular que se llevó a cabo desde el 14 al 25 de agosto. En cada comuna, en cada ciudad, la población se alzó en armas. Grandes masas de obreros, campesinos, estudiantes, comerciantes, artesanos tomaron sedes administrativas, fábricas, empresas y demás bastiones económicos y políticos del país.
El 23 de agosto de 1945, el rey Bao Dai abdicó. Dos días después, una delegación del gobierno popular, venida de Hanói y conducida por Tran Huy Lieu, recibió de manos de Bao Dai el sello y la espada dinástica, símbolos del poder real. La Revolución de Agosto triunfaba y ponía fin a 80 años de dominación colonial. Ho Chi Minh ante su pueblo victorioso declaraba la Independencia de la República Democrática de Vietnam y convocaba a la unidad de su pueblo frente a la amenaza que volvió a emerger ni bien los franceses quisieron reconquistar sus antiguos dominios.