En su habitual columna de cada sábado en #TeLaResumo, Cintia Mignone reflexiona y analiza el ataque a la vicepresidenta de la Nación con enfoque de género.
"Si revisamos en nuestra memoria vamos a encontrar fácilmente algunas imágenes, tapas de revista, viñetas, caricaturas, cuestionamientos a su forma de vestir, de pintarse, de cómo habla, de cuánto habla, de cuánto y cuándo calla. Y hay un ejercicio que se da en algunos talleres donde se trata de mostrar a las y los talleristas cuánto tienen de machistas y misóginos, que consiste en dar vuelta las situaciones. Entonces hagamos ese ejercicio con cualquier presidente (varón), pónganle la cara y el nombre que quieran. E imaginemos:
La cara golpeada del presidente... La boca cruzada con tiras para que no hable. La cantidad de corbatas que tiene el señor presidente; de qué marca, de qué precio. ¿Por qué habla tanto este presidente, por qué grita, por qué no se calla de una vez señor presidente? ¿Por qué no se muere señor presidente? No quiero decir que no se haya criticado a los presidentes varones que tuvimos, ni al que tenemos, para nada. Quiero que nos detengamos a pensar en hacia dónde se dirigieron las críticas más violentas, físicas, mediáticas y simbólicas, en unos casos y en otro".
"Traigo el tema a esta columna un poco urgente, un poco pensada en la conmoción, porque el disparo que no salió fue contra la primera mujer electa dos veces presidenta y actualmente vicepresidenta en nuestro país pero puede ser leído también como un gatillo hacia muchas mujeres que hacen política, no sólo esa arma, ese disparo que no salió, sino todo lo previo que llevó a un tipo a hacer lo que hizo. Y ya lo hablamos varias veces en este espacio con cosas menos dramáticas que lo que pasó el jueves: la violencia simbólica, los ataques en redes a periodistas o activistas de distintas causas van provocando que las mujeres se retiren por ejemplo de las redes sociales para no recibir ataques, se va despoblando el debate público de mujeres."
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