A pocos días de la ceremonia de canonización de Mama Antula como la primera santa argentina, obispos nacionales resaltaron la importancia de las enseñanzas de María Antonia de San José Paz y Figueroa para la actualidad y convocaron a tomarla de ejemplo para "cerrar las heridas" en el país.
Raúl Laurencena, sacerdote de la Basílica de La Piedad (donde están los restos de Mama Antula), dijo que "en un momento tan difícil es una alegría muy grande para toda la patria" la canonización de Mama Antula.
Ayer, el Vaticano colgó hoy en la Basílica de San Pedro la que será la imagen oficial de Mama Antula: es un retrato de María Antonia de San José Paz y Figueroa hecho por el español José de Salas
Las imágenes de los nuevos santos se suelen colgar en el frente de la Basílica cuando las ceremonias se realizan en la Plaza San Pedro, pero en esta ocasión la canonización se hará, por primera vez en el pontificado de Francisco, dentro de la que es la Iglesia más grande del mundo.
La imagen también está presente en las estampitas traídas a Roma por la arquidiócesis de Buenos Aires para repartir entre los fieles que participen de la canonización a la que asistirá también el presidente Javier Milei.
Mama Antula se convertirá en santa este domingo luego de que en octubre pasado el papa Francisco aprobara un milagro atribuido a su "intercesión" en la sanación de Claudio Perusini, quien se recuperó de un "ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente, con fallo multiorgánico" gracias a la intercesión de la laica consagrada.
La recuperación de Perusini, que había sido alumno de Jorge Bergoglio, no tuvo explicación médica, según la junta de profesionales del Vaticano, por lo que se reconoció el milagro de Mama Antula que permitirá elevar ahora a los altares a la beata.
Mama Antula ya había sido declarada beata en 2016, con una ceremonia en Santiago del Estero, luego de que se aprobara un milagro en la curación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador, la hermana Rosa Vanina, quien habría recuperado la salud en 1904 por intercesión de la fundadora y madre espiritual de esta congregación.
La documentación se recogió en 1905: se trató de una colecistitis aguda, con todos los síntomas del shock séptico, que en aquella época, sin antibióticos, era mortal.