Así lo manifestó Humberto Castro, en diálogo con Radio Nacional, en el programa Desayuno Weekend.
El productor rionegrino contó cómo, casi por casualidad, terminó dedicándose al cultivo de este condimento tan preciado para la cocina gourmet internacional.
Castro definió el gusto de las trufas como una rareza tremenda que parece una mezcla de gas etano con frambuesa.
En una charla sobre su historia y la actividad que realiza en su chacra de Choele Choel destacó que, mas allá del precio de venta del producto, la gran sorpresa fue haber podido conseguirla contra todos los pronósticos, cuando especialistas decían que era imposible lograrlo en el suelo de la Patagonia.
El trufero de 71 años habló además del trabajo, el amor y la dedicación como clave del éxito de la cosecha que recién pudo disfrutar después de 8 años de la primera plantación.
Además habló de su sueño de que Rio Negro y Neuquén se conviertan en provincias truferas, sin grandes inversores sino con muchos pequeños productores que pondrán la misma pasión que el, y posiblemente la actividad también los saque de la miseria.
Finalmente, Castro reflexionó que los políticos deberían tomar medidas que tengan en cuenta a los productores y al consumidor que muchas veces no puede pagar los precios a los que se venden sus productos. Y no dudó en recordar que el sentido de la vida pasa por sembrar aun cuando no sabemos si disfrutaremos de la sombra de esos arboles.