La hora de los Hornos, de Pino Solanas y Octavio Getino, fue estrenada legalmente el 1 de noviembre de 1973. La película es el punto mas alto de politicidad en la historia del cine argentino. La crítica europea la definió como El acorazado Potemkin de América Latina. El film es cine para la toma de conciencia y para la acción revolucionaria. El espectador en tanto persona que se limita a mirar sin actuar “es un cobarde o un traidor”. Esto le decían los realizadores a su propio público, el que asistía para verla cuando se convirtió en cine de masas en un circuito clandestino conformado por salas en sindicatos, unidades básicas, facultades.
Para La hora de los hornos, la descolonización, la liberación nacional sólo se pueden lograr a través de la acción revolucionaria en contra del imperialismo. La película es una narración artística, simbólica, didáctica, del peronismo de izquierda de esa década, un peronismo que se proponía un proceso de liberación nacional que conduzca al socialismo. La obra establece un nuevo tipo de relación con el público. El espectador ya no es un mero sujeto de entretenimiento, consumidor de un producto terminado. Es un potencial militante.
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