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Estrenada en el Teatro Apolo el 16 de junio de 1902, La piedra del escándalo, drama en tres actos y en verso de Martín Coronado, constituirá uno de los intentos iniciales con los que el teatro argentino comienza a adentrarse con paso seguro en su fase adulta.
Se asiste en esta obra, por un lado, al planteamiento de un conflicto de claros ribetes generacionales y, por otro, aunque desarrollado en menor medida, resulta perceptible una tensión paralela de índole social.
En lo que atañe al primer aspecto señalado, no deja de resultar significativo el esquema opositivo ‘hijos buenos’ vs ‘hijos malos’ en vez del previsible ‘padres’ vs ‘hijos’. Don Lorenzo, un viejo inmigrante italiano, trabaja la tierra desde siempre junto a su único heredero, Don Pedro. Este último, a su vez, es viudo y padre de cinco. Pascual, el buen hijo por antonomasia, representa el conservador ‘ilustrado’ (se nos aclara que ha estudiado) de las tradiciones y valores de sus mayores y, por ello, le cabe ser el perpetuador de la estrecha relación fundada en el trabajo que vincula íntimamente al sujeto con la tierra en que nació.
Por otro lado, tenemos a Leonor, Elías y Carlos, los ‘malos hijos’, o aquellos que representan el afán de progreso material fácil, el amor a los lujos y al dinero y, por ende, el desarraigo respecto de su entorno.
Etiquetas: Las dos carátulas, radioteatro, teatro