En segunda o tercera marcha el vehículo nacional avanza a paso cansino pero seguro a la próxima fase de la Copa. Con la reserva del tanque (en varios jugadores) pero todos juntitos para empujar si es necesario en cada esquina del camino, la “Scaloneta” lidera su grupo. Si, suba que quedan pocos lugares. El capitán va cómodo en primera fila rompiendo récords y jugando siempre. El “fideo” y el “kun” (sus laderos) se adaptaron a este andar lento pero con caras nuevas en el asiento de atrás. Si, los Martínez, los Molina y los Correa son algunos de los integrantes desconocidos para muchos pero necesarios para el tan esperado recambio.
La “Scaloneta” baila como el “Papu”, esa idea clara de que en la Selección juegan los mejores y que por más pequeña que sea la chance hay que aprovecharla. Sin minutos en los partidos jugados, el “Papu” Gómez fue una de las figuras del primer tiempo. Su gol tiene gran categoría y alma de potrero, esa mezcla bien nuestra. Bien Argentina. Jugada colectiva para volver a ver muchas veces, alta conexión Messi-Di María, desmarque con diagonal al espacio y picadita suave para definir. El baile también suma, para alegrar un poquito aunque sea en este año tan difícil, luego siguió generando por izquierda y hasta termino en gol otra de sus jugadas. El VAR lo anulo, no importa “Papu” sabemos que podes estar sin dudar.
Los pistones son nuevos “Cuti” Romero y “Dibu” Martínez, pero funcionan como si estuvieran hace rato en el motor nacional. El gran partido del lateral Nahuel Molina permite entender porque se quedó afuera Juan Foyth. Hay que nombrar otra pieza clave del vehículo: Guido Rodríguez. Le dio equilibrio a un andar irregular en los partidos de la doble fecha de Eliminatorias. La precisión de Leandro Paredes sirve para dar volumen de juego y tenencia de balón. Muestra de recambio de repuesto importado por otro igual es el delantero centro. Si juega Lautaro (Inter) sabe que puede jugar Agüero (Barcelona) tranquilamente. Angel Di María tuvo un partido para demostrar vigencia y futbol total.
Se queda en el final. Lo vemos todos, el tachero lo comenta en Buenos Aires. El gaucho lo susurra en un campo de la Pampa. En San Martin de los Andes con las primeras heladas también lo ven. Hay que entender la merma física y la mala idea de aguantarlo, pero la identidad de los primeros tiempos si se puede ver. Me recuerda al futbol de José. Si, los mundiales sub 20 que dirigía Pekerman (1995 o 1997). Se juega por abajo con salida del central buscando al volante, pisada por acá y pase a lateral. Existen asociaciones en los lugares del campo donde se generan espacios y se corre parejito para recuperar. La delantera picante y con llegadas, solo falta meter más pero las situaciones están. Tenemos al capitán jugando sin parar. Ahora sí, me puedo ilusionar.
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