Ningún político renuncia al poder que puede conquistar. Si lo hace es por obstáculos que considera insalvables. Y envuelve su anuncio con adornos retóricos como los incluidos en el video a través del cual Macri informó que no será candidato a presidente. Y los que le regalaron sus partidarios. Hablaron de grandeza, generosidad, valentía y amor por los argentinos; de priorizar los intereses del país ante que los propios. Pero no. Para entender la decisión de Macri mejor es recordar a Maquiavelo cuando afirma que la conducta práctica del político tiene como motor a la obsesiva persecución del poder y del prestigio cueste lo que cueste, con independencia de consideraciones éticas, morales y por supuesto con prescindencia de la verdad.
Y la verdad es que Macri se bajó porque vio que no podía. En poco tiempo se develarán lo que al día de hoy son incógnitas: ¿sin Macri votos de Juntos por el Cambio se irán a Milei? ¿Sin Cristina Kirchner los votos del Frente de Todos se irán a la izquierda? El centro, al día de hoy, está disputado por Alberto Fernández, Daniel Scioli y el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, si su candidatura logra despegar e instalarse y ser conocida a nivel nacional.
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