Por Daniel Corujo- @tenisports

Hace ya bastante tiempo que el tenis femenino tiene una caracteristica, el saber que no va a pasar a ciencia cierta en los Grand Slams y en la cima del ranking mundial.
Que cada vez que empieza uno de los cuatro grandes de la temporada, hay entre 4 y 6 jugadoras que, según los resultados, pueden llegar al número uno del mundo. La paridad hace atractivo al circuito.
Entonces, como pasó en Wimbledon, por ejemplo, la española Gabriñe Muguruza, campeona en el 2017, se fue muy rápido en el 2018.

O Serena Williams, quien regresó hace poco al circuito tras su maternidad, va y hace final en "La Catedral" en su cuarto torneo jugado en el año.
Kreber, la tenista de Bremen, se proclamó campeona en el All England Tennis Club, por primera vez en su carrera, y evitó que Serena iguale los 24 Grand Slams de Margaret Court.

La paridad es el atractivo. En otras épocas el circuito femenino se dejaba llevar más por los nombres propios. En inclusive, en alguna época, hasta era más atractivo que el tour masculino.

De esta manera entonces, el circuito de damas sigue teniendo un 2018 "democrático": el Australia Open fue para Caroline Wozniacki; Roland Garros de Simona Halep y, en Londres; Kreber se quedó con la gloria.
En Nueva York, desde el 26 de agosto, se jugará el último "Major" de la temporada. Habrá una vencedora diferente? Nombres hay: Sloane Stephens, Karolina Pliskova, Caroline Garcia o la misma Serena o Muguruza. Quien ganará?