Los pescadores artesanales de San Antonio impiden la salida de barcos de mayor porte, a los que la provincia autorizó para la pesca de merluza.
Las pequeñas embarcaciones están dedicadas exclusivamente a la captura de langostinos y temen que el permiso concedido a los pesqueros de altura termine habilitándolos para dedicarse también a los crustáceos.
Nacional consultó al titular de pesca provincial, Jorge Bridi, quien aclaró el panorama de la controversia, mencionando que el permiso para la merluza fue otorgado para mantener funcionando la planta de harina que da trabajo a 30 personas y cumple una tarea de tratamiento de residuos que es imprescindible.