Hoy Carla Ruiz entrevistó a Manu Sija y Paola Bernal, quienes están participando del “Ciclo Ritual Criollo” en el Bar Los Galgos (Callao y Lavalle) los días 12 y 19 de noviembre, a las 20 hs.
Después de las cinco exitosas noches de guitarreadas con el músico Juan Falú, el ciclo Ritual Crio-llo vuelve a encender el fuego de esta ceremonia de la música, la bohemia y la poesía, con la nue-va y sobresaliente camada de artistas del folklore, que conoce bien de adentro la mística de las guitarreadas: ese ritual criollo de los sentidos que conforma una experiencia irrepetible para todo músico y aficionado a la música.
En estas nuevas fechas del ciclo el Dúo Bote, acompañado por invitados como el Chango Spasiuk, y el trío de artistas conformado por la cordobesa Paola Bernal, la salteña Nadia Szachniuk y el tu-cumano Manu Sija, ofrecerán dos noches guiadas por el espíritu de la música del litoral y la región del norte argentino.
Con ese espíritu de lo espontáneo cada noche será diferente en repertorio, al igual que los amigos que se irán sumando a este ritual criollo de las guitarreadas, que se viven con naturalidad en las provincias, y que ahora tiene un nuevo punto de encuentro en el bar Los Galgos, un espacio ideal por su atmósfera intimista y la cercanía de los instrumentos y voces sonando todas a la par.
El 12 de noviembre, el Dúo Bote, integrado por Flor Bobadilla Oliva en voz y Abel Tesoriere en gui-tarra, serán los anfitriones del maravilloso universo de la música del litoral, que contará con una referencia del género como el Chango Spasiuk, invitado de lujo. Entre la tradición y la modernidad el sonido de su acordeón misionero, marca también el enclave del Dúo Bote, con un proyecto refi-nado, popular y con una impronta nueva que recorre autores fundamentales del litoral:
En la segunda fecha, el 19 de noviembre, la noche norteña encarnará otro tipo de carácter musi-cal. Los caminos de tres identidades musicales convergen como suceden en espacios de encuen-tro como la guitarreada. Así la coscoína Paola Bernal, llega con la ductilidad de su decir serrano, la fuerza de su bombo, la chacarera y un repertorio propio influenciado por mentores como el Chan-go Farías Gómez. Mientras que la salteña Nadia Szachniuk evoca en su interpretación de las zam-bas aquellos motivos populares y paisajes que inspiraron a poetas como Manuel J Castilla. El tu-cumano Manu Sija, cantor y músico prodigioso que toca violín, bandoneón, guitarra y captó la atención del propio Pat Metheny, será el complemento perfecto de esas voces.
La guitarreada es la universidad de los músicos populares. Cada uno de estos artistas, además de tener una trayectoria en grandes escenarios y festivales, se formó y aprendió de la música de raíz en esas reuniones. La guitarreada es la escuela y la rueda de amigxs, donde se aprende de los silencios, el humor, la poesía, el vaso de vino compartido, el repertorio olvidado y donde se
descubre el sentido más existencial de la música.
“La “guitarreada” es una escuela inigualable. En Argentina la nombramos así, supongo que por la enorme tradición de guitarristas y cantores y cantoras que tenemos, y por la portabilidad de la guitarra como instrumento principal de estos encuentros. Sin embargo, el ritual de juntarse a cantar/tocar, bailar, recitar, es tan viejo como el ser humano mismo. Y creo que es eso lo que evocamos y nos conmueve al guitarrear. La alegría atávica de lo comunitario, la horizontalidad de un encuentro donde nos une la expresión artística que no es juzgada desde las plateas, incluyendo y habilitando a todo el mundo por igual”, dice Nadia Schaniuk, una de las protagonistas de la ronda dedicado a la región del norte argentino, donde compartirá noche con Manu Sija y Paola Bernal.
En el espacio del bar Los Galgos se recrean estas reuniones con un alto voltaje emotivo y la sor-presa que depara cada encuentro. El Dúo Bote y el trío de Paola Bernal, Nadia Schaniuk y Manu Sija, se entregan a la ceremonia inesperada de cada guitarreada y al devenir de la noche, donde alguien pueda arrimar una canción para que suene en esta ocasión una guitarra, un bombo, un violín, o un acordeón.
Ritual Criollo, recupera ese espacio de la guitarreada, donde dice la salteña Nadia Schaniuk, “suceden las revelaciones más inesperadas: cantoras y cantores ocultos, poetas insurrectos, bailarines súbitos, y una multiplicidad de momentos mágicos, que desatan emociones y memorias de aquí y de allá. Pero sucede algo subterráneo en éstas algarabías, que teje un micelio más profundo aún: se anuda la cultura, se construye la identidad de un pueblo, se transforma la tradición al mismo tiempo que se la transmite y se la honra, porque se escuchan las creaciones de nuestros autores, compositores, poetas de antes y de ahora. Y se enlazan los tiempos hacia un futuro que solo puede ser bueno, si continúa tejiendo esa red.
Eso y el vino, es una guitarreada".
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