Mariana Herrera Rubia es hija biológica de Héctor Lanza , un represor que se desempeñó como agente policial en la Comisaría Séptima y en el ex D2 durante la última dictadura civil militar y eclesiástica. Luego de un proceso personal muy largo logró concretar su deseo de modificar su DNI para "no ser hija de un genocida". De esta manera también se convirtió "en la tercera persona del país que decidió desafiliarse del lazo familiar con un genocida.
La toma de conciencia de Mariana se basa en el desarrollo de los juicios de lesa humanidad que han tenido lugar en Mendoza y el país en la última década. La literatura ha sido también su lugar en el mundo para rescatar su identidad.
En comunicación con Temprano es Mejor brindó su testimonio:
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