"Empecé a tocar los 6 años. me enseñó mi abuelo. Todas mis bases son chamameceras. Él era misionero. Me transmitió su sensibilidad y la forma de sentir la vida y la música", expresó la joven bandoneonista, arregladora, compositora que viene de grabar La Calandria a modo de chamamé sinfónico junto a la Kamerata Zuid de Países Bajos.
Caliva, quien se encuentra presentando en la Ciudad de Buenos Aires, expresó también que si bien "me abrí a otros géneros, me voy a dedicar toda la vida a la música del litoral", al tiempo que adelantó que grabará un álbum sola, con su instrumento y un poco de su voz.
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