En el marco del proyecto Comarcas que lleva adelante Radio Nacional desde el espacio de gestión colectiva Artística Federal, integrado por periodistas de todo el país y que comanda el periodista, escritor y guionista Pedro Patzer, que a partir de una serie de documentales radiales busca visibilizar algunos aspectos del imaginario histórico y cultural argentino que la hegemonía mediática niega, oculta o descarta, Radio Nacional Rosario estrenó este miércoles Arteón y Néstor Zapata, diálogos entre poética y política.

En el programa Grande Chiqui (9 a 12 hs), el legendario director de cine y teatro rosarino Néstor Zapata contó un poco de que se trata la propuesta:

Sobre la propuesta

Miguel es un hombre muy inquieto, muy rosarino. Cuando me llamó ya sabía que era algo serio, que lo íbamos a lograr, hacía mucho tiempo que pensé y creí que el Arteón se merece un documento. Este es uno de los grandes documentos que se ha logrado. Tal vez en base a este archivo de audio podemos ir pensando en un documental con imágenes. Vale la pena dejar testimonio de lo que fueron décadas importantes de la cultura de nuestra ciudad, la provincia y el país y de América, porque recorrimos América de arriba a abajo.

Lamentablemente las nuevas generaciones no tienen la información necesaria para saber cómo se gestó el teatro y el cine en nuestra ciudad, y las resistencias que hubo ante distintos gobiernos militares que intentaron varias veces clausurarnos. Es un testimonio de lucha. “Muchachos, hay que luchar, hay que resistir, hay que insistir, si va mal la profesión, entregate con todo”. En este sentido se basa este testimonio.

La nostalgia, como decía Jauretche, es el punto que hay que apoyarse para fortalecer el futuro, no para lamentarse, llorar y demás. La nostalgia es alegría también, es el repaso por las cosas del corazón. ¿Cómo sería nuestra vida si no tuviéramos cosas para recordar? Sería intrascendente.

Sobre el momento en que queman la sala

Habíamos tomado una actitud muy conocida en la ciudad, una militancia cultural muy grande y la adhesión en contra de todos los poderes militares. Se ve que hubo sectores de la ciudadanía que creyeron que quemando la sala nos iban a eliminar. Desde el techo de la vecina veíamos cómo se hundía el techo del Arteón. Ahí mismo nos miramos entre nosotros. Nos abrazamos y dijimos “¿Qué hacemos? Nada, ¿qué vamos a hacer? Empezamos de nuevo”. Al año siguiente se reinauguró la sala.

La gente nos apoyó en la calle.