Atrás quedó Trincheras de Soler. El cruce de "el espinacito", un peñasco muy alto con senderos muy angostos y enormes precipicios, se puede realizar sólo si uno tiene plena confianza en el animal que lo lleva en el lomo.
El caballo elige por dónde ir, dónde pisar, cuándo ir más lento o más rápido, uno sólo debe acompañarlo.
Pablo pasó más de 10 horas sobre el lomo de su caballo y aquí lo cuenta emocionado, y agradecido por la posibilidad de estar allí.
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