En este tercer encuentro de Malvinas: 40 años de Memoria, dialogamos con Edgardo Ibarra veterano de guerra y presidente de la asociación de veteranos de guerra de Zapala, oriundo de Villa María Córdoba, pero reside ya hace 25 años en Zapala.
Edgardo comentó que tenía 17 años cuando llego a Malvinas, se encontraba en segundo año de la escuela de suboficiales y manifestó que el 2 de abril cuando regresaron, se habían puesto muy contentos porque creían que habían recuperado las Malvinas. Fue un 7 de abril, cuando lo destinaron al regimiento de infantería 8 de Comodoro Rivadavia.
Así mismo, comentó que su ubicación era pozo de zorro, donde poco llegaba la comunicación y por ello la información sobre la final de la guerra. En dicho lugar, los bombardeos eran aéreos. “Pensábamos que íbamos ganando la guerra, pero era lo contrario”, dijo.
A la vuelta llegó a Puerto Madryn, en un trasatlántico y de ahí a Comodoro Rivadavia, Respecto a esto manifestó: “Era todo en silencio no podíamos hablar con nadie hasta llegar a la unidad, esa fue la llegada nuestra, habíamos sufrido una derrota”.
En Malvinas, señaló, a las 17hs ya oscurece, y llovía permanentemente. Los bombardeos los recibían durante el día de los aviones, y en la noche con naval. “Empezaban a bombardear a las 17hs, tiraban 10 minutos, se iban y volvían a las 2 horas, y así permanentemente hasta el otro día a las 6 o 7 de la mañana”, expresó. Luego agregó que aprovechaban luego al amanecer de limpiar los fusiles.
A su vez contó que en su momento creían que el Estrecho de San Carlos lo tenían controlado, pero no era así. “Los ingleses pasaban como si fuera por su casa”, añadió.
Por otra parte, se refirió a la alimentación, que hasta el 1 de mayo fue normal, pero con la restricción aérea y marítima la comida empezó a escasear. Les daban en el desayuno cordero hervido solo, y al mediodía o a la noche lo mismo. A veces en caliente y a veces en frio.
Al mismo tiempo, recordó que había muchos soldados de la provincia de Córdoba, y Edgardo estaba acompañado por Bosetti, que mencionó que tenía esquirlas en el corazón, quien al año siguiente de haber vuelto falleció por que las esquirlas se fueron corriendo hacia el corazón.
Otra vivencia que nos narró, fue la de un compañero, Adrián Bustos, un joven que en aquel entonces tenía 16 años, por eso no había ido a la isla pero si en ciudadela, sin embargo al querer reencontrarse con él tras el conflicto, se enteró que había fallecido cuando fue hundido el barco en el cual se encontraba. “Falleció en el mar”, manifestó Ibarra.
Ascenso volcán Copahue
Edgardo Ibarra comentó que participará del quinto ascenso y segundo encuentro nacional inclusivo Malvinas Somos en Caviahue – Copahue, el próximo 25 Y 26 de marzo. “Es un homenaje muy lindo”, dijo.
Mensaje:
En cuanto a su mensaje a las y los vecinos, manifestó que cada vez que son invitados a charlas o a escuelas, lo que hacen es Malvinizar, llaman a esto a que no se olviden de los 622 que quedaron en las islas por su recuperación, que no se olvide a los soldados que se han suicidado, y por supuesto se tenga en cuenta a los que están vivos y pueden contar la historia y seguir malvinizando.
Finalmente mencionó que no solamente el 2 de abril tiene que ser el único momento para recordar y conmemorar, sino que también el resto de los 364 días del año, así sea con escarapela, bandera, cantar el himno fuerte, o cuando izan una bandera la de aurora. “Nosotros los que estamos en la provincia de Neuquén tratamos de contenernos entre nosotros mismo, que problemas tenemos y si se puede solucionar, tratamos de trabajar en equipo que es lo mejor que hay”, cerró.