El sector acumula de esta forma dos años consecutivos con números en rojo, lo que determinó que la suma de 2016 y 2017 diera un resultado negativo de 8,3 por ciento en lo que respecta la venta de vinos al mercado local, según los últimos datos informados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
"Las explicaciones son claras, después de las cosechas 2016 y 2017 que fueron muy malas, el vino aumentó y además hubo que importar vino para abastecer al mercado, con lo cual se dieron situaciones de precios que sumadas a las que tiene ya la cadena comercial vitivinícola en todos los niveles que van incrementando costos, y el vino llegó muy caro al consumidor", dijo Villanueva.
"El ejemplo más claro es que en 2016 la inflación fue del 40 por ciento y el vino se incrementó 90 por ciento, y en 2017 la inflación fue menor pero el incremento de precios superó la expectativa inflacionaria", agregó el directivo. Villanueva señaló que en 2016 cayeron las ventas de todas las bebidas alcohólicas y que si bien en 2017 "algunas se recuperaron, como fue el caso de las cervezas". El dirigente estimó que "probablemente la actual cosecha alcance cifras de 22 millones de quintales y podamos encontrar puntos de equilibrio más cercanos a los bolsillos del consumidor".
El productor sostuvo que "la reforma tributaria le va a sumar impuestos a una bebida competidora como es la cerveza y el panorama pueda quizás estabilizar la caída y lograr algunos puntos de mejora". Por su parte, Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina, dijo a que "ha sido una caída importante en el consumo en general, tanto en el mercado interno como en el mercado externo". Las exportaciones sufrieron una caída del 7,3 por ciento, y el volumen exportado pasó de 207,1 millones de litros en 2016 a 192 millones en 2017.
A su turno, el productor Marcelo Federici, directivo de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi) dijo que "también nos preocupa mucho esta caída desde el punto de vista de los productores, porque cada punto que se pierde de consumo y cada litro menos de consumo per cápita, son productores que salen del sistema".
"Eso lleva a una pérdida de hectáreas dado los costos que se están manejando, y cuando uno analiza la rentabilidad que tiene el viticultor, que es el primer eslabón de la cadena, están muy comprometidos, porque los costos han subido mucho a nivel mano de obra y de agroquímicos, así como también las tarifas eléctricas para el riego presurizado, y eso impacta directamente sobre los costos de producción", analizó el dirigente cooperativista.