¡Profe, profe! ¿Qué significa virgen?
por Adamna Mazú*
Un día a una docente de Río Turbio, Santa Cruz, le aterra la pregunta que le hace un alumno (utilizo la o porque así se autopercibe), estudiante de primer grado (menor de 8 años). Él llega corriendo y le dice - ¡profe, profe! ¿Qué significa virgen? Y ella, espantada pero sin perder la razón, con serenidad y preocupada, le pregunta - ¿De dónde sacaste esa palabra? Y él, dice – Del aceite.
Frente al desarrollo de esta situación, quitando el final y agregando pausas en el medio, tal vez muchas personas reaccionaron con rechazo, a otras les generó miedo y a otras las dejó paralizadas. Lo que tienen en común esas personas es que no sólo son adultas, sino que pensaron, sintieron, vibraron desde una posición negacionista, negaron las cualidades, los saberes, las necesidades de la población infantil. Sin duda, a personas menores de edad, especialmente a las personas más vulnerables, no es apto exponerlas frente a conductas y discursos sobresexualizados, y que la responsabilidad del Estado es proteger, potenciar y restituir los derechos de los niños, niñas y adolescentes, no vulnerarlos. Sin embargo, recordemos que un derecho de esas personas es que se proteja su vida y se respete su intimidad (Ley 26.061). Invalidar las preguntas, las expresiones, las curiosidades, las dudas, entre otras cosas, de las infancias y juventudes, lo único que genera es rechazar la corresponsabilidad y vulnerar aún más los derechos. Si a esa persona que llegó corriendo se le hubiese quitado la posibilidad de dialogar, o anulado la entrega de información clara, concisa y científica ¡Pensemos! ¿Algo se podría habría ocultado ahí? ¿Qué?
Lo que no podemos poner en duda es lo siguiente: La escuela, los hospitales, también los medios de comunicación, entre otras instituciones, son espacios propicios para garantizar que las infancias y juventudes se desarrollen saludablemente. Entonces, tras haber comenzado con romper el adultocentrismo, es momento de defender el derecho a la educación y a la salud sexual integral de la población infanto-juvenil, y de todas las personas vulnerabilizadas. Volvamos a la pregunta principal “¿Qué significa virgen?”, para más sorpresa, este concepto tiene al menos seis definiciones reconocidas por los diccionarios, y ¿por qué negar alguno de ellos?. Lleguemos rápido a un esclarecimiento que podría asustar: “virgen es una [persona] Que nunca ha tenido relaciones sexuales”. ¡No! ¡Qué horror! ¿Por qué aparecen estos temas ahora? ¿Y si un niño, niña o adolescente lo escucha, lo lee, pregunta sobre esto? ¿No estamos estimulando que se activen esas “experiencias”? ¿Qué pasa con la obligación de proteger la intimidad? La ciencia en esta oportunidad nos puede ayudar a resolver estos interrogantes.
Existen investigaciones que dan muestra que los efectos al tratar estos asuntos con toda la gente, incluyendo con “menores de edad”, aporta a la detección de casos de maltrato, de violencia, de abuso y a la intervención para realizar las transformaciones correspondientes. Otro conocimiento científico es que los miedos de abordar estos conceptos tienen base en ideologías religiosas, en acciones culturales, sociales. Profundizando un poco, trayendo un tema común, una religión conocida, un personaje de la historia como “La virgen María”, joven santa, sagrada y pura, es momento de derribar un mito, ¿sabían que la palabra para decir virgen en hebreo es “bethulah” y no se puede encontrar en el texto original de la biblia?. Esto quiere decir que el escritor original del texto hebreo no quiso decir “virgen” refiriéndose a María. Es momento de indagar ¿quién, qué, cómo se impone la virginidad como condición para ser una persona que merece ser “respetada”?
Además, preguntaría ¿por qué el silencio, la privación, o la negación sobre la educación y la salud sexual integral certificaría la virginidad? O ¿por qué la virginidad sería sinónimo de salud?
La historia, la estadística, las ciencias sociales, las ciencias médicas, las ciencias humanas, dan pruebas suficientes de que esa sociedad solo quita, anula, y no repone derechos. Múltiples casos de violencia de género, de abuso sexual, de trata sexual de personas siguen surgiendo. La estrategia instaurada por miles de años no ha servido para frenar esa avalancha de dolor. Así que es hora de intentar con otra modalidad, capaz que el horario de protección al menor es en todo momento y que se requiere también que sea para las mujeres, para la comunidad LGTBIQ+ y para quien lo requiera.
La sexualidad es parte del desarrollo de las vidas. Por eso es importante recuperar fechas como “El Día Internacional del Orgasmo Femenino”, que se conmemora cada 8 de agosto, desde el año 2006. Ya que en Brasil se impulsó una ley para defender el placer sexual en las mujeres, estudiarlo y abordarlo como una cuestión de salud pública. ¡Sí, utilizamos la palabra orgasmo al aire, de día y públicamente! Para recuperar el derecho al placer y compartir una enseñanza: Un estudio que realizó el Hospital de Clínicas mostró que el 30% de las mujeres no llega al orgasmo y una de cada 10 nunca lo tuvo. Otra investigación, que esta vez hizo la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, brindó como dato que un 20% de las argentinas no tiene orgasmos y 7 de cada 10 lo fingieron alguna vez. Un estudio en México reveló que el 50 % de las mujeres, que han fingido, dijeron que la razón para simularlo es porque su pareja es impaciente y el otro 50% porque deciden terminar rápido el acto sexual debido a que no tienen ganas de tener relaciones. ¿Eso no es violencia? ¿No hay que parar con esto?
El orgasmo todavía es un tabú en las mujeres latinoamericanas, argentinas, patagónicas. En algunos casos se debe por el impedimento que han tenido para autoconocerse, por ser algo pecaminoso (instaurado desde la infancia), y existen cargas psicológicas como la vergüenza y la culpa que no habilitan modificaciones y que arrastran a las personas a múltiples enfermedades, no sólo referidas a la salud mental, también a enfermedades concernientes a lo ginecológico, oncológico, etc. No dejemos que suceda esto, concluyamos que la salud sexual es cosa de todes. La salud sexual es un derecho, ya no puede ser tabú.
*Adamna Mazú, es es licenciada en Psicología de la Universidad Nacional de La Plata. Doctoranda en Salud Mental Comunitaria, por la UNLA con especialización en Salud Sexual Integral. Diplomada en Problemáticas actuales de Salud mental en infancias y adolescencias