NIETO 121 RÍO NEGRO

Ramiro Menna Lanziloto espera encontrarse hoy con su hermano

Ramiro Menna Lanzillotto, el hermano del nieto recuperado 121 dijo que es muy probable que pueda conocer en estos días al otro hijo de Domingo "El Gringo" Menna y Ana María Lanzillotto, quienes fueron secuestrados y asesinados en 1976 por la dictadura cívico militar, cuando Ramiro tenía dos años y la mujer cursaba un embarazo de ocho meses.


Ramiro, que se crió en Patagones y preserva valiosos recuerdos de la Comarca dijo que "no hay forma de valorar ni poner en palabras el día de ayer".

Dijo que en estos meses "estábamos en un momento de baja intensidad" en relación a las expectativas de hallar a su hermano. Recordó que "en el 99 y 2000 hubo una pista que la seguimos en Paraguay" y años después otra con "otra chica que podría haber sido pero la comparación genética dio que no" en ambos casos.

"Esto fue otra cosa, surgió a partir de un investigación en relación una partera que traficaba bebés con un prontuario importante de hacer partidas de nacimiento falsas sacando bebés a desaparecidos y a familias vulnerables", contó Ramiro, quien hoy tiene cuatro hijos, 42 años y vive en Chepes, La Rioja.

En esa investigación aparecieron "tres casos vinculados a la desaparición de personas, uno de ellos con la partida de mi hermano, y por eso la Comisión Nacional del Derecho a la Indentidad se acercó porque había posibilidades que fuera hijo de desaparecidos porque su partida estaba firmada por esa partera".

Sostuvo que por lo que pudo saber, su hermano recibió la novedad con mucha sorpresa porque no sabía que no era hijo biológico de quienes lo criaron como sus padres. "Es más, ellos le reafirmaron que era hijo y la madre le decía que fuera a hacerse los análisis con ella", aseguró.

Por eso, resaltó que "lo que le pasó el lunes fue muy fuerte, para nosotros, pero aún más para él porque el tenía muy buena relación con sus padres y nunca había sospechado nada".

Reconoció que "por el lado nuestro es una alegría muy grande, pero ahora hay que ver cómo lo va caminando él, y de alguna manera quiero ver cómo ayudarlo porque no va a ser fácil".

El hombre criado en Patagones resaltó el parecido físico con su hermano a quien conoce por fotos y contó que sabe que tiene dos hijos que ahora serán sus sobrinos.

Por otro lado, Ramiro recordó con emoción sus años en Patagones. "Para mí Quela -Lanzillotto, su tía- y Oscar -Gaggiotti- son también mi papá y mi mamá y Oscar, Raúl y Nora son mis hermanos, ellos siempre me cuidaron con especial ternura por esta situación, fue una familia genial en todo sentido".

Destacó el sufrimiento de quienes lo criaron como padres, porque "lo que tuvieron que pasar ellos también es bravo, porque vieron a sus hermanos desaparecer, vieron al tío Tito ir preso y salir 5 o 6 años después de la carcel con todo lo que sufrió, vieron lo que le pasó al tío Pocho cuando le pusieron una bomba en el estudio jurídico y a la tía Nena, irse al exilio, y en el medio me adoptaron a mí".

En otro sentido, en la larga y emocionante entrevista con Nacional Viedma, Ramiro enfatizó la necesidad de que "el Estado siga bancando esto, hay un laburo que pagar (en el Banco de Datos Genéticos), hay que sensibilizar a la población para que los hombres y mujeres de 40 años se animen a reconstruir su identidad".

En referencia a Patagones manifestó su reconocimiento a "muchos compañeros de Primaria y Secundaria que sabían mi historia pero yo no era conciente y por eso no me dijeron nada y cuando yo me enteré y se lo dije, me dijeron que ya sabían. Me maravilló que los chicos guardaran un secreto por cuidar a un amigo".

También sostuvo que "mamá y papá" -por Quela y Oscar- se asesoraron y los psicólogos le dijeron que "no me dieran más información que la yo que pida".

Después fue conociendo la historia de sus padres, dos dirigentes del PRT - ERP, a través de encuentros con compañeros de militancia.

"Fui reconstruyendo la historia de ellos y lo que dominó todo ese proceso fue la sensación de ir encontrándome con un padre y una madre que fueron gigantes", sostuvo el hombre de 42 años.

Admitió haber experimentado "dolor por otras cosas cuando vi a mis hijos, cuando pensé en el secuestro y la tortura quedé apabullado frente al inhumanidad de la dictadura porque no se puede creer que exista la capacidad y el odio de hacer tanto daño".

Finalmente se sintió gratificado al ver que la aparición de su hermano "la viven como propia miles de personas, esto repara un tejido social, una vida que quisieron destrozar, un árbol al que le cortaron las ramas y las flores pero que volvió a dar frutos".

Agregó que "nos sirve para seguir luchando por una América Latina emancipada, una Argentina más justa, es un triunfo y vamos por más".