Durante la intendencia de Roberto Burgos Terán se hicieron obras trascendentes en San Rafael. En 1938, la gestión que encabezó, decidió demoler la antigua construcción de adobe crudo de la Municipalidad y, en apenas un año, ya estaba edificada la estructura actual.
Justamente, de 1938, son la mayoría de los asfaltos de las calles del centro de la ciudad. Por caso, en la vereda de la esquina noroeste de Buenos Aires y Day está grabado “Int. Burgos Terán – 1938”; enfrente también quedan vestigios de la misma inscripción. Que aún se vean habla de la duración de esos trabajos.
En aquel San Rafael, que apenas tenía 35 añitos, quienes le sucedieron a Burgos Terán continuaron dejando en el pasado las calles de tierra (o barro cuando llovía o nevaba).
La felicidad de los gobernantes por aquellas obras fundacionales, el orgullo de haberlas pensado y concretado, ayuda a comprender el porqué de las referencias que, más allá de que no se estimen y conserven como se debiera, tienen valor histórico: Cumplirán 80 años.
Es difícil de imaginar si aquellos grabados perseguían un rédito político. Más bien parecen estar emparentados con el honor con que se ejercían los cargos públicos pero, bueno, unos pocos testigos podrán pronunciarse sobre el particular.
Es que las segundas intenciones parecen más bien de la contemporaneidad y se aceptan. Se aceptan toda vez que los mensajes no ignoren el aporte económico de los vecinos, algo que antes no se exigía.
Las propagandas deberían expresar, como alguna vez, ¨Pueblo y gobierno hicieron posible…¨ (Tal cosa, lo que fuere) comprendiendo la palabra gobierno a las jurisdicciones provinciales y/o nacionales que también aportan para la concreción de las obras locales.
Mensajes más transparentes que marketineros se necesitan.
Por Roberto A. Bravo
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