Así lo manifestó Julio Miró en diálogo con Radio Nacional en el programa La Máquina Tanguera.
El cantor santiagueño repasó su trayectoria, por la cual ha recibido varios reconocimientos a nivel nacional, y relató cómo fueron sus primeros tiempos en Buenos Aires, su incursión en la televisión, sus presentaciones en vivo y el trabajo junto a cantores de gran renombre,y cómo combinó su pasión por los caballos en el espectáculo “Tango y Turf” junto a su esposa, también cantante, Claudia Montalván.
Miró también hizo referencia al factor suerte en su carrera, pero también a la manera en la que se tomó la profesión desde el comienzo, cuando sólo aspiraba a poder cantar tango y que eso se convierta en su medio de vida.
El interprete dedicó también unas palabras a quienes están incursionando en el tango, y dijo que se puede, pero ese poder está condicionado a tener ganas y afrontar los desafíos. Destacó que es importante saber que en los tres minutos que dura un Tango, toda una vida se puede ir a la basura o se puede recibir el aplauso más afectivo y cariñoso que un ser humano puede soñar.
Además, Julio destacó la importancia de las amistades que desinteresadamente lo acompañan y apoyan en todo momento, y la fortuna de tener una familia y una esposa como la que tiene. Finalmente se despidió de la audiencia, deseándole a los argentinos un año de paz y con mucho trabajo, ya que detrás de él está la dignidad y la dignidad de una persona no se negocia.