Tanguito, nacido como José Alberto Iglesias un 16 de septiembre de 1945, es el primer mito del rock argentino. Un artista de obra exigua, apenas un disco póstumo y un álbum de inéditos editado en 2009, cuyo derrotero lo llevó a codearse con los músicos que dieron forma a uno de los movimientos más importantes de la cultura nacional contemporánea, a aportar la frase que desencadenó el hit primigenio de esa escena, y a una prematura muerte a los veintiséis años en 1972. Todo esto sin dejar de mencionar la popularidad que le otorgó una película, Tango Feroz de 1993, de gran éxito y masividad pero de escasa rigurosidad histórica.
Proveniente de una familia humilde del partido de San Martín, José Alberto se dejó seducir a edad temprana, como pasó con la gran mayoría de los adolescentes de comienzos de la década del sesenta, por los sonidos que llegaban desde Estados Unidos e Inglaterra. El rock and roll había realizado su desembarco y nada sería igual desde ese entonces.
En 1963, como cantante de Los Dukes, banda con la que llegó a compartir escenario con Sandro y los de Fuego, tuvo su primera experiencia en un estudio de grabación. Grabaron un sencillo con dos canciones: "Decí por qué no querés", tema popularizado por Palito Ortega, y "Mi Pancha", esta última con autoría de Tanguito. Para mediados de la década, Tango era parte de los náufragos, un grupo de bohemios y músicos que “divagaba” entre La Cueva, un boliche de jazz ubicado en Pueyrredón y Juncal, y La Perla de Once, bar ubicado frente a la Plaza Miserere. Entre esas diecisiete cuadras empezó a gestarse lo que más tarde se llamaría rock argentino.
El grupo de náufragos o divagantes estaba integrado por, entre otros, Javier Martínez y Alejandro Medina, que darían forma a Manal junto a Claudio Gabis, Miguel Abuelo, Moris, Pajarito Zagurí, Billy Bond, Miguel Grinberg, Pipo Lernoud, Ciro Fogliatta y Litto Nebbia. Estos últimos integrarían en 1967 Los Gatos, la banda más exitosa de los primeros años de lo que en esos años dio en llamarse beat local.
Cuenta la leyenda que los destinos de Nebbia y Tanguito quedaron unidos para siempre en el baño de caballeros de La Perla. En ese lugar el rosarino escuchó a su colega cantar los primeros versos ("Estoy muy triste y solo acá en este mundo de mierda") de la canción que se convertiría en el primer hit del rock nacional. Litto completó el resto de la letra y nació La Balsa, cuyo lanzamiento como simple vendió doscientas cincuenta mil copias. Aunque con el paso del tiempo Nebbia minimizó el aporte recibido en la composición del hit, lo cierto es que Tanguito fue reconocido como co autor de La Balsa, situación que le generó un gran ingreso por regalías cuando la canción se convirtió en la sensación del momento.
Usando el seudónimo de Ramses VII, en enero de 1968 grabó un simple de dos canciones para el sello RCA, "La princesa dorada" y "El Hombre Restante", que tuvo poca repercusión. Dos años más tarde, registró algunas canciones más para el sello Mandioca, que formarían parte de su disco póstumo publicado en 1973. Esa grabación incluyó "Natural", "La Balsa" y "Amor de primavera" entre otras. Esta última fue versionada por Luis Alberto Spinetta e incluida en "Exactas", álbum en vivo editado en 1990.
Registradas solo con guitarra y voz, las grabaciones de Tango pierden técnica en su ejecución pero ganan dramatismo y sensibilidad. Se asemejan más a un demo, un work in progress en el que se pueden escuchar los comentarios del artista y de los colaboradores detrás de la consola de grabación. Es célebre la voz de Javier Martínez insistiendo desde el control “en el baño de La Perla de Once compusiste La Balsa” agregando un poco de picante a la primera gran polémica del rock vernáculo.
Después del fracaso de su primer simple como solista, su consumo de drogas aumentó en cantidad y experimentación con sustancias más dañinas, ocasionando un gran deterioro de su salud. Su carácter excéntrico lo convirtió en víctima frecuente del accionar policial. La sociedad conservadora de esa época, gobernada por las dictaduras de Juan Carlos Onganía y Marcelo Levingston, no miraba con buenos ojos a los jóvenes que pertenecían a los movimientos contraculturales y la Policía era el brazo ejecutor de esa desconfianza.
La espiral descendente de su carrera lo llevó de la cárcel de Devoto al Hospital Neuropsiquiátrico Borda, donde, tras ser declarado demente, fue alojado en la Unidad Penitenciaria. De ese lugar escapó el 19 de mayo de 1972 para terminar su periplo vital en las vías del tren San Martín. José Alberto Iglesias, Tango, Ramses VII, Tanguito, simplemente, estaba volviendo a su casa.
Por Fernando Cárdenas.
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